El conjunto de los ciudadanos de
España; los constitucionalistas, al margen de colores. No ya
por el índice de abstención (en Cataluña entre 7 y 8 puntos
menos de participación y eso es significativo) sino,
particularmente, por la reincorporación de ETA a los
ayuntamientos con la complicidad de las más altas
instituciones del Estado: Fiscalía General y Tribunal
Supremo y Constitucional. ¿Ha quebrado el Estado de
Derecho…?. En parte sí, gracias al pacto obsceno y criminal
(traición presunta, Constitución en mano) del Presidente del
Gobierno y su entorno inmediato. Lo que objetivamente podía
ser positivo, “sacar” a un entramado terrorista de la calle
e incorporarlo al juego político, previa (¡previa!) la
condena de su pasado y la aceptación de las reglas del juego
democrático, se ha convertido en una infame tomadura de
pelo.
Para los socialistas, mi respeto. Para Zapatero, en cuanto
individuo, mi más profundo desprecio. Si en la larga
historia de España el peor rey fue el abyecto, torpe y felón
Fernando VII, en cuanto a sus mandatarios civiles José Luis
Rodríguez Zapatero, Presidente por “accidente”, aun sin
acabar la legislatura ha reunido ya los deméritos necesarios
para ser elevado a la categoría del “más peor”, como dirían
por aquí. Y con diferencia. Nuestro peculiar y acanallado
“Príncipe de la Paz” cree saborear ya su mantenimiento en el
poder, a costa de lo que sea. Pero Navarra (el antiguo Reino
de Navarra, donde UPN no ha perdido, pues ha ganado en votos
y los partidarios de la anexión al Gran Euskadi son el 25%
del electorado) puede indigestársele, la situación puede
tornarse harto complicada y forzar, tras el asueto
canicular, el adelanto de elecciones sobre todo si ETA
actúa, oralmente o con las pistolas, volviendo la situación
aun más insostenible para el gobierno.
¿Y en Ceuta?. No lancemos las campanas al vuelo, pues según
los datos que manejo (fríos y objetivos) el brillante
resultado electoral alcanzado el domingo por Juan Vivas y el
PP podría no ser repetible. Los próximos años van a ser
cruciales para el porvenir de la Ciudad, con la entrada en
liza de factores externos que, por primera vez en su
historia, marcarán otro dinamismo. ¿Y el comercio, las
inversiones locales…?. Yo no lo sé. Alí Lemague tampoco lo
va a tener nada fácil. Agazapados, hay quienes esperan la
ocasión propicia para el desquite mientras un oscuro
personaje se mantiene al tanto, oteando el horizonte,
moviendo algunos hilos y tejiendo pacientemente una tela de
araña con la que, en el momento oportuno marcado tanto por
la coyuntura exterior como por errores de índole interna en
la Ciudad, desembarcar encabezando sin escrúpulos un gran
partido de fuerte color étnico, movilizándolo con espurios
intereses. Porque tengamos un dato en cuenta: ¿cuál es el
porcentaje de ciudadanos musulmanes que han movilizado su
voto el día 27…?. Echen cálculos, rumien sus cábalas y no
miren solo una aparente balsa de aceite, pues bajo la misma
hay rojos rescoldos encendidos. Solo hay que agitarlos e
insuflarles oxígeno y eso es, lamentablemente en Ceuta, un
juego de niños.
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