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OPINIÓN - MARTES, 29 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La resaca
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

No creo que sea lo más ético hacer leña del árbol caído, pero en el caso de María Antonia Palomo era la “crónica de una muerta anunciada” desde hace bastante tiempo, no únicamente por los resultados de las elecciones.

Y es que, cuando uno no sabe medir hasta donde puede llegar y además no sabe valorar lo que le puede rematar más, el pelearse con molinos de viento lleva a darse la “costalada” que, en este caso, puede apartarla de la política profesional.

Días pasados hemos dicho que el fracaso iba a ser “morrocotudo” y, posiblemente, no toda la culpa esté en la propia María Antonia Palomo, que ha tenido mucha, sino más bien en no haber estado rodeada de unos asesores que conocieran lo que son las elecciones, para sacar la tajada más sabrosa.

Además, hay razones de peso que la estaban llevando al precipicio y que nadie frenó esa caída. María Antonia Palomo no creo que fuera muy amiga de todos los otros que encabezaban las distintas candidaturas, y es explicable, lo que no es tan explicable es que tuviera el enemigo en casa, en el propio partido, donde una parte considerable se frotaba las manos con su trabajo, igual que ella se las frotó cuando fue destituido Jerónimo Nieto.

Afortunadamente para ella, dentro de lo malo, ha tenido en su número dos, Sergio, a un defensor a ultranza, pero eso era poco apoyo, si “ en la cocina del partido” era vista como perjudicial para la imagen del PSOE.

De lo que no se puede quejar María Antonia Palomo es de no haber recibido apoyo del partido, desde Madrid o Andalucía, pero eso que es muy bonito sirve para la foto y dos saludos más en el momento, porque luego a la hora de depositar el sufragio cada uno vota aquello que palpa, aquello que siente y aquello que le parece más eficaz para él y para su pueblo.

Y el fracaso, por segunda vez consecutiva, en unas elecciones “municipales - autonómicas”, con un puñadito de votos, ha querido decir a María Antonia Palomo que en Ceuta el PSOE sí tiene votantes -veanse los resultados de las generales - pero que ella, por el motivo que sea, ni tiene el tirón suficiente, ni es aceptada para ese cargo. Y así hay que leer los resultados obtenidos.

Aunque con pena, tal vez con dolor, lo mejor que ha podido hacer María Antonia Palomo es presentar la dimisión y dedicarse a otras cosas.

A partir de ahora, pues, con esta crisis abierta en el PSOE se presenta una nueva perspectiva que no va a ser un camino de rosas para nadie, porque han sido muchos años de pérdida de imagen, de pérdida de prestigio y credibilidad, aquí en Ceuta, y rellenar eso va a costar mucho a aquel que asuma la Secretaría General.

Esta situación en la que ha quedado ahora el PSOE es lo que ha hecho, que cuando menos, esta formación política, en estas elecciones no haya podido exhibir ningún simulacro de éxito, que es lo que la mayor parte de las formaciones, sean cuales sean los resultados, exhiben tras el paso por las urnas. Aquí hubo fracaso y al instante se reconoció, presentando la dimisión, algo que otro que ha fracasado más también debiera hacer hoy mismo, y no me estoy refiriendo al PSOE.

Los dos escaños del PSOE es la renta más pobre que este partido puede y debe lograr en Ceuta. Es cierto que otros no han conseguido nada, pero no es comparable un PSPC, por ejemplo, que va de fracaso en fracaso, con un PSOE que, entre otros muchos logros, ostenta ahora el Gobierno de nuestro país.

Cuando, en torno a las once de la noche, María Antonia Palomo de cía que se retiraba de la política “profesional”, quienes como es mi caso habíamos comentado, días pasados, por donde se estaba equivocando, automáticamente dijimos:” era la crónica de una muerte anunciada.

María Antonia Palomo ha pasado por un puesto importante en el PSOE, pero su paso va a ser como una sombra que dejará pocos recuerdos grandes, porque cada vez que tuvo que demostrar su valía terminó en un fracaso.

Ahora, sin embargo, y especialmente en un país en el que no hay costumbre de presentar la dimisión, podemos decir que, al menos, tuvo la dignidad de reconocer que su etapa había pasado y con más pena que gloria, tanto en estas elecciones, como en las de hace cuatro años.

Un descanso no está mal, luego hay mil cosas que se pueden hacer pero en la política, María Antonia Palomo ya ha dicho lo que vale.
 

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