¿Hay algo más manido que volver a
repetir que, hay que hacer una “lectura” del resultado
electoral? Por mí, que la hagan de una puta vez todos los
comentaristas, tertulianos, locutores y articulistas y que
se callen y pasen a otro tema. Porque no hay nada que leer.
El PP ha sacado más votos que los socialistas, contando las
papeletas y en negro sobre blanco y letra redondilla. Un
gran logro teniendo en cuenta el tono de la campaña, que ha
sido monocorde y muy poco combativo. ¿Qué murmuran? ¿Qué hay
quienes opinan que, la campaña ha estado llena de acritud?
Pues entonces es que no han seguido de cerca el periodo
electoral francés. Me crean, lo de aquí muy blandito a nivel
nacional.
Considerando que no se trataba de unas simples municipales,
sino que apuntaban que ha sido una especie de zafarrancho de
las generales, donde espero que se eleve el tono a todos los
niveles y que se arrojen al tapete los auténticos problemas
que nos agobian. Que van mucho más allá de que, unos cuantos
chanchitos guarrindongos hayan resultados colocados en el
País Vasco gracias a la lasitud gubernamental y a los apaños
por detrás de las bambalinas con los puercos de Eta
¿Indignante? Sí, pero más indigna que, el programa
“Callejeros” de la cuatro haga reportajes sobre sintecho
españoles y tengamos ocasión de constatar el fallo garrafal
del sistema y de los servicios sociales, capaces de
permitir, por apatía y desinterés, el tercermundista
espectáculo de las criaturas durmiendo entre cartones o
arrebujadas al calor de los cajeros automáticos. Lo bueno es
que, el millón de vagabundos sin recursos de tipo alguno de
España, no votan, porque se les ha perdido el DNI, o porque,
como no tienen domicilio fijo, no están empadronados.
¡Vamos a subir las pensiones! Proclaman unitariamente todos
los partidos para dar el timo de la estampita a los
jubilados. Vale, súbanlas y que la mínima sea de setecientos
cincuenta euros, si ha habido presupuesto para que Leyre
Patín suelte un chorro de eurazos para promocionar, nada más
y nada menos que el cine africano, fondos de la Seguridad
Social hay para que, nuestros abuelos, vivan como príncipes.
¿Ven? Ese problema no existe en Marruecos, porque, como es
un país de gente con vergüenza, los viejos viven con sus
familias y no se les aparca en asilos, ni se les abandona en
pisos para que malvivan con cuatro cuartos.
La ancianidad, en Marruecos, es un grado y merece un respeto
que no dudan en otorgarle. Nosotros somos más ligths
¿recuerdan los casos de esos abuelos a quienes las familias,
en verano, abandonaba en las gasolineras o fingían que
estaban malos para dejarles en los hospitales durante las
vacaciones? Es nuestra cultura hedonista, nacida del egoísmo
y del abaratamiento de los valores. ¿Qué carajo nos importa
a los míos y a mí que se sienten los proetarras en los
ayuntamientos? Se les cierra el grifo, se mete una
malversación a quien les unte y que les den por saco. La
suerte de cualquier jubilado me conmueve, la cobardía
institucionalizada me causa repulsión. Y la otra cobardía,
sin institucionalizar, más repulsión aún.
Van unos tíos hechos y derechos a votar y llegan unos
terroristas con los cartelitos y les zarandean y los tíos
agachan los cuernos, amagan la cerviz y no se lían a
hostias, como Dios manda, que Dios manda que, los hombres
sean hombres y que, al rey, la hacienda y la vida se han de
dar, pero el honor, es patrimonio del alma y el alma solo es
de Dios. Y se pierde el honor no dando la cara y usando un
par de huevos y la alegación de nuestra restrictiva legítima
defensa. ¿Lecturas? Ha ganado la España de los valores y
dentro de los valores está, precisamente el valor y el
lanzarse. ¿Qué dicen? ¿Qué lo políticamente correcto es
contestar a “los violentos” con el diálogo y las manos
blancas? Eso lo dirán ustedes, porque tengo como libro de
cabecera la Biblia y en ningún rincón de los Evangelios he
leído nada sobre la corrección política, porque ese es un
invento ateo y malvado y quien la utilice incurre en pecado
y a esa deducción se llega leyendo el Apocalipsis.
¿Lecturas? Miro y remiro, leo y releo y solo acierto a
descifrar una frase “Que améis a España”
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