He seguid toda la jornada
electoral recorriendo muchos de los lugares donde se habían
instalado las mesas, y desde el primer momento se percibía
con claridad que lo que se había reflejado en las encuestas,
y en los días de campaña, se iba reflejando con puntualidad
meridiana.
Al final, los resultados han sido lo que el pueblo soberano
ha querido, y ha querido que Juan Vivas sea durante otros
cuatro años más el hombre que rija los destinos de Ceuta.
Me alegro grandemente, por muchos motivos, pero
especialmente por dos razones:
La primera porque Juan Vivas, desde hace muchos, años ha
sido y es amigo mío, antes de entrar en este mundo de la
política y cuando ambos él como directivo del Ceuta y yo
periodista de Radio Perla, Rueda de Emisoras Rato,
cambiabamos impresiones a diario, y todos los domingos que
el Ceuta jugaba en casa él era invitado de mi programa
“Vértice Deportivo”. De esto ya hace tiempo.
En segundo lugar me alegro porque Juan Vivas encabezaba una
candidatura en la que las siglas PP indican, cuando menos,
seriedad y efectividad.
Aquí podríamos decir que se han juntado dos aspecto que van
a dar a Ceuta otros cuatro años de éxito. De ello estoy
seguro.
Y ahora, anticipandome a mil comentarios que van a ir
surgiendo, especialmente cuando las derrotas propias se
atribuyen a errores o faltas ajenas, puedo decir, porque
conozco al presidente, que Juan Vivas como humano que es se
podrá equivocar, se equivocará a veces, “meterá la pata” (
que se dice vulgarmente), pero lo que no hará es “meter la
mano”. Esto no tiene vuelta de hoja y lo llevamos viendo
desde hace seis años.
Y es que la etapa de Juan Vivas, hasta ahora, al frente de
la Ciudad Autónoma de Ceuta, ha borrado multitud de noticias
a nivel nacional, en las que Ceuta aparecía en titulares de
los informativos, siempre por algún escándalo.
La etapa inmediatamente anterior a su llegada fue uno de los
puntos más negros de esta ciudad que había perdido todo el
crédito, con la farándula de impresentables y los pases y
traspases de concejales de unos grupos a otros, mientras la
ciudad estaba en punto muerto.
Ha llegado el momento de desechar eso de grupos
“progresistas y no progresistas”. Hoy afortunadamente la
política no se guía por las ideas, se guía por la
efectividad, por las consecuciones, y por las mejoras, fuera
de los “cantos de sirena” esgrimidos por los que nada tienen
que aportar.
Quien vio Ceuta hace diez años y la ve ahora puede decir que
no es la misma, y es que no lo es. El nombre es Ceuta y era
Ceuta, pero los logros, las comodidades logradas y las
renovaciones de gran parte de la ciudad han hecho de aquella
Ceuta incómoda y desatendida, en la etapa gloriosa del
“transistor y del paraguas”, han hecho - digo - una ciudad
moderna que nada tiene que envidiar a otras poblaciones de
mucho fuste.
El listón, con todo, está puesto muy alto, las exigencias
van a ser cada día más, pero aquí el máximo rector de la
ciudad no es un político, aquí está dirigiendo la ciudad un
intelectual práctico, que sabe como hay que hacer las cosas.
Todo lo demás son cantos al sol, canciones de otros mundos,
versos de aprendiz de poeta y ... en muchos casos “ganas de
molestar”.
No sé la participación que van a tener los demás grupos y,
naturalmente, no será mucha en unos casos porque su
representación es mínima, en otros porque tratarán, haciendo
sus piruetas, que se frene la labor del grupo gobernante,
pero el número de escaños logrados por el PP le legitiman,
por sí mismos, para que sea el grupo ganador el que lleve el
peso de la ciudad, atribuyendose los logros porque ya
tendrán, eso sin duda, quienes les mostrarán los errores,
aumentados.
Y Ceuta, que había dado bandazos en muchas legislaturas
buscando el alcalde ideal, ahora se ha dado cuenta que el
mejor es Juan Vivas y por eso le ha elegido.
Ceuta y sus instituciones siguen de enhorabuena porque
tienen un regidor de la ciudad efectivo, que desde hoy mismo
seguirá con la labor que comenzó hace seis años. La
continuidad es lo más válido.
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