Dicen los deportistas que, muchas veces, deja mejor sabor de
boca ser tercero y terminar un campeonato que recibir la
medalla de plata con el sinsabor de una derrota en la final.
Algo así fue lo que debieron de sentir ayer las decenas de
dirigentes, militantes y simpatizantes de la coalición
electoral que formaron en estos comicios la Unión Demócrata
Ceutí (UDCE) e Izquierda Unida (IU) de Ceuta, que se
quedaron con la miel del quinto diputado en la boca por un
puñado de votos.
A mediodía, inmediatamente después de pasar por las urnas,
el candidato de UDCE-IU, Mohamed Ali, que ha pasado un final
de campaña sumido en la incertidumbre que generó la
fortísima presencia en el Príncipe del PP, se limitó a
valorar que la jornada estuviese transcurriendo “salvo algún
incidente, con normalidad [el número 2 de la lista, Abselam
Abderrahaman Maate, fue increpado en el colegio electoral
Reina Sofía, del Príncipe Alfonso, aunque Ali no quiso darle
mayor trascendencia]” y reiteró su invitación “a todos los
ceutíes” a participar “en la fiesta de la democracia”.
A decir verdad y a juzgar por la participación final
registrada, superior en algo más de un punto y medio a la
contabilizada en 2003, los ceutíes le hicieron caso. Es de
suponer, además, que le hicieron caso especialmente allí
donde él esperaba que se lo hicieran, en los colegios
electorales del Príncipe Alfonso y el Príncipe Felipe, pero
también en el Maestro José Acosta de El Morro y el Ramón y
Cajal de Hadú, donde él mismo emitió su voto.
En los cuatro UDCE-IU logró un “amplísimo apoyo”, según lo
describió el propio Ali cerca de la medianoche, que se
comprometió a corresponder con un trabajo “serio” en la
oposición como portavoz “de sus inquietudes y de sus
necesidades ante el futuro Gobierno de la Ciudad.
Ali pronunció estas palabras, tal y como había prometido,
cuando el escrutinio rozaba el 100% y ya no había margen
para las sorpresas, aunque en los pasillos de la sede de su
formación en Hadú se escucharon hasta bien entrada la noche
los lamentos por el quinto diputado.
En esos pasillos, armado con un ordenador conectado a
internet, un telefax fijo y varios teléfonos móviles que no
dejaban de sonar, UDCE-IU montó su ‘centro de operaciones’
con Ali al mando desde primera hora de la mañana. El
candidato, consciente de lo que se jugaba, no dio tregua a
los 150 interventores y apoderados que repartió por las 92
mesas electorales constituidas.
En el ‘centro de operaciones’
Se puso firme cuando se le informó de que sus adversarios
electorales pretendían, a primera y a última hora del día,
paralizar o impugnar alguna de las mesas electorales del
Príncipe. Lamentó las triquiñuelas de otras candidaturas,
que en algún caso dispusieron a decenas de simpatizantes en
los alrededores de esos mismos colegios con el objetivo de
cambiar el voto, a última hora, de algún indeciso.
Y, sobre todo, esperó. Esperó y esperó, primero rodeado sólo
de parte de su equipo más estrecho de colaboradores y
después de una multitud que fue llenando su sede hasta
rebosar simpatizantes escalera abajo justo enfrente,
paradojas de la vida, de la sede del PDSC de Mustafa Mizzian.
El ambiente estalló de júbilo por primera vez [oídos sordos
a la página web de Interior, que con el 2% escrutado situaba
a la coalición con un solo representante en la Asamblea] a
las 21.13 horas. Fue entonces cuando llegaron, vía teléfono
móvil, hilo interventor-candidato directo (cosas de un
partido que todavía es “joven y humilde”, como subrayó Ali),
los primeros resultados del Príncipe Alfonso.
“Cuatrocientos y pico nosotros, cuarenta y algo el PP”, se
oyó decir a una voz y la concurrencia prorrumpió en vítores.
Toma castaña, el Príncipe, la niña bonita de estas
elecciones, la populosa y necesitada barriada con la que más
coquetearon todos durante las últimas dos semanas.
Tras esas primeras mesas llegó la confirmación, tanto en el
Polifuncional como en el Reina Sofía, de que las jornadas
pateando arriba y abajo sus callejuelas habían dado sus
frutos. Como también lo dieron, menos espectacularmente
porque había menos papeletas en juego, en los colegios
electorales José Acosta y García Lorca de El Morro; en el
colegio electoral Santiago Ramón y Cajal de Hadú; en el
Pablo Ruiz Picasso de Benzú y en la guardería de Juan Carlos
I.
En todos ellos UDCE-IU se llevó la victoria en alguna de sus
mesas, y en varios en todas. Así pudo acercarse hasta los
6.000 votos, un morral de sufragios que en otros comicios
hubiesen disparado la presencia de la coalición en la
Asamblea.
A pesar de todo, Ali no dudó en mostrarse “contento” y
“satisfecho” con el respaldo de los “más de 5.000 ceutíes
que nos han respaldado en el día de hoy [por ayer]”. “Somos
una formación joven y humilde que ha caminado con la verdad
por delante y con el aval del trabajo sincero desarrollado
durante los últimos cuatro años”, recordó el que será jefe
de la oposición también durante los próximos cuatro años
ante la mirada directa del líder de IU-Ceuta, Mohamed Haddu
Musa, y de su esposa, exultante al llegar a la sede.
“A partir de mañana, a trabajar”
Sin embargo, Ali no quiso regodearse en su victoria ni se
dio tiempo para el descanso: “A partir de mañana [por hoy]”,
aseguró, “volveremos al Palacio autonómico para responder al
apoyo que nos han dado todos nuestros votantes y para
ganarnos en futuras citas electorales el de los que han
preferido optar por otras opciones haciendo una oposición
seria y constructiva, criticando todo lo que haya que
criticar y contribuyendo con nuestro respaldo a todas
aquellas iniciativas que valgan la pena por el bien de todos
los ceutíes”.
El presidente de UDCE también quiso tener unas palabras para
el PP, a cuyos líderes y votantes felicitó “sinceramente”
tras revalidar lo que describió como una nueva “mayoría
abrumadora”. “Quiero felicitar al PP por su victoria y al
pueblo de Ceuta por su participación en los comicios, que
sin duda contribuirá a dotar de legitimidad a todos los
grupos que se sienten en la Asamblea durante la próxima
legislatura”, amplió el candidato a la Presidencia de la
Ciudad.
Por último, Ali mostró su “respeto” y su “solidaridad” con
la hasta ayer secretaria general del PSOE ceutí, Antonia
Palomo, de cuyo cese no quiso extraer ninguna conclusión
política: “No es el momento de buscar cabezas de turco sino
de reflexionar, y a Toñi Palomo sólo puedo decirle que tiene
en mí a un amigo”, concluyó el candidato
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