21. LUNES
Juan Luis Aróstegui dice que detrás de la cara amable de
Juan Vivas se esconde todo un monstruo. Un grupo de gente
dispuesta a desvalijar el Ayuntamiento. Parece mentira que
este hombre, presumidor de hacer política por los tiempos de
Maricastaña, se haya convertido en un asustaviejas. Este
muchacho, que declara a cada paso que sigue en la política
por la deuda contraída con los mil y pocos votantes que tuvo
en la últimas elecciones, no se da cuenta de que lleva casi
toda una vida ejerciendo de pordiosero con tal de obtener un
escaño. Ese escaño que ansía para sentarse en los plenos y
creerse que es Castelar redivivo. Y, sobre todo, desea ser
diputado para servirle fielmente a un empresario que ha
depositado en él toda su confianza para que le defienda sus
intereses por encima de todo. De cualquier manera, y dada la
ayuda que viene recibiendo en los medios, si ahora no
consigue su meta, habrá que ver si es capaz de cortarse la
coleta. No creo que tenga vergüenza torera. Pues nunca dio
prueba de ella.
22. MARTES
María Antonia Palomo ha sido mal aconsejada por quienes
forman parte de su equipo de campaña electoral y está siendo
criticada acerbamente. Se ha equivocado de tal manera, y en
el momento más inoportuno, que el varapalo le ha llegado
desde los dos principales medios escritos. Yo no digo que le
esté bien empleado, pues a mi me cae la mar de bien; pero a
estas alturas de su vida debería haber estado más al tanto
de lo que la rodea. Aun así, sigo pensando que el paso de
Jerónimo Nieto por la Delegación del Gobierno fue un
desastre para el futuro político del PSOE en Ceuta y, sobre
todo, para ella. Aquel hombre, de quien escribiré cualquier
día, vino a Ceuta sin la menor gana. Tal vez a la fuerza. Y
actuó como suelen actuar quienes tratan de salir del paso en
cualquier actividad. Cierto es que fue mal aconsejado. Sin
duda. Lo cual más que atenuar su culpa la aumenta. Porque
haberse dejado aleccionar por algunos chiquilicuatre fue,
cómo no, prueba evidente de que él tampoco estaba sobrado de
personalidad. Por muy de Ávila que fuera.
23. MIÉRCOLES
Fui también a la segunda entrevista programada por la
televisión pública, a petición del editor de este periódico,
aun teniendo que renunciar a ver la final de la Liga de
Campeones. Lo cual a mi edad, y sin cobrar por el servicio,
supuso un acto indiscutible de buena voluntad por mi parte y
ejemplo de generosidad. Acudí a la cita convencido de que
tratarían de buscarme las cosquillas quienes podían hacerlo.
Ya que el día anterior, en mi intervención ante María
Antonia Palomo, los responsables de dirigir el programa no
pudieron maniatar mis intervenciones y quedaron a merced de
las circunstancias. Lo cual les produjo el consiguiente
trastorno bilioso y me obsequiaron con un asiento fuera de
lugar. Una impresentable posición en el plató, nunca acorde
con la categoría de mi medio ni, por supuesto, con su
antigüedad. Y, claro, en cuanto me percaté del asunto, me di
el piro. A pesar de lo mucho que me hubiera gustado hacerle
mis preguntas correspondientes a Mohamed Alí.Candidato
entrevistado. Se impone, pues, a la mayor brevedad, que
alguien, con poder para ello, acabe con las ínfulas de quien
se ha creído que la televisión pública, que pagamos todos,
es un cortijo suyo donde puede campar a sus anchas. De no
ser así, día llegará que sea ya tarde.
24. JUEVES
Muchos saben, y si no es así, ahora quedarán enterados, que
mis relaciones con Pedro Gordillo nunca fueron buenas.
Miento. Hubo un tiempo en que sí fue posible mirarnos a la
cara sin iracundia. Más un día, por mor de un asunto muy feo
y del cual esperaba yo por parte de él la explicación que
nunca me dio, pensé que no merecía la pena tratarlo. Cierto
que el tiempo transcurrido ha hecho posible que cicatricen
mis heridas y que se imponga el saber estar. De ahí que en
nuestros encuentros, casi siempre imprevistos, impere, por
encima de todo, el sentido común y nada más. No obstante,
vengo observando de qué manera aumenta la inquina contra el
presidente del Partido Popular. Parece que sus enemigos, que
son muchos, han pactado su acoso y derribo. Y, por tanto, se
han conjurado para atizarle de lo lindo durante los cuatro
años de gobierno en los que, salvo desastre, será la persona
más cercana al presidente. Pedro Gordillo, sin duda, cuenta
con medios suficientes para disponer su defensa. Pero haría
bien, y él sabe que a mí no me mueve ningún interés en el
hecho, en mirar a su alrededor y ver a qué demonio debe
cortarle la cabeza cuanto antes. De no ser así, ese demonio
se le irá subiendo a las barbas y acabará por montarle un
cirio cada día y a ser posible en cada pleno. Avisado queda.
25. VIERNES
Acabada la campaña electoral, larga y tediosa, como suele
ser siempre, los partidos se disponen a disfrutar de la
fiesta consiguiente. Cada cual lo hará acorde con sus
posibilidades económicas y el ambiente reinará también según
las posibilidades de éxito que tengan previstas. La realidad
manda: en esta ciudad sabemos ya, a ciencia cierta, que no
reinará la sorpresa en las urnas. Que todo irá sobre ruedas
para un partido y que los demás habrán de conformarse con lo
que queda. Puesto que escaño arriba, o escaño abajo, casi
todos irán a parar al mismo zurrón. Luego, claro es, en las
horas de las declaraciones, los menos afortunados dirán lo
que ya es costumbre: que son muy felices por los resultados
obtenidos. Y hasta lucirán sonrisas prefabricadas. Todo
antes que reconocer que los ciudadanos les han dado la
espalda. Y, en algunos casos, se repetirá la historia desde
hace ya la tira de tiempo. Pero el tío, hoy no lo mentaré,
seguirá erre que erre cada cuatro años.
26. SÁBADO
Decir que El Partido Popular volverá a ganar las elecciones
es verdad de Perogrullo. Es también una obviedad el
anticipar que obtendrá una mayoría absoluta. No obstante, a
mí me da en las pituitarias que a Juan Vivas le va a tocar
vivir los cuatro peores años de su vida presidencial. Es
algo que tengo asumido. De ahí su necesidad de hacerse con
los servicios de un portavoz con cualidades suficientes para
lucir una condición capaz de mantener a raya a la oposición.
De lo contrario, y como digo en El Oasis de hoy, los plenos
se pueden convertir en la casa de tócame Roque. Tengo al
presidente por hombre inteligente, y no creo, ni por asomo,
que al frente de ese difícil cometido se le pueda ocurrir
poner a un diletante. Un aficionado, con mucha voluntad,
pero carente de recursos para vender bien los éxitos del
Gobierno y hacer frente a los errores con el saber estar que
se requiere en los momentos adversos. Conviene no echar en
saco roto este asunto.
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