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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE MAYO DE 2007

 
OPINIÓN / EL MAESTRO

Con la cumbre de Lisboa

Por Andrés Gómez Fernández


Con la propuesta del nuevo Bachillerato se ha creado muchas dudas en los Centros de Secundaria. Demasiadas asignaturas y la posibilidad de que los alumnos con el 45% de las materias suspendidas no repitan curso –recordemos que actualmente, se repite con tres-, sino únicamente se matriculen de las pendientes y algunas de segundo, puede llevar “el caos organizativo” a los institutos.

Los críticos se dividen: algunos expertos consideran que la propuesta puede contribuir al “debilitamiento” del Bachillerato; otros, la tachan de “irrealizable”, si no va acompañada de medios suficientes. Por otra parte, lejos de buscar un pacto de Estado, el Ministerio se ha lanzado a la aventura, sin consultar, no ya a la oposición, sino a directores, profesores y otros estamentos, que podrían aportar la necesaria experiencia para llevar a cabo la reforma. Y no podemos olvidar que el Bachillerato es una etapa decisiva para la formación humana y académica. Sin embargo, su deficiente calidad actual, puede empeorar si prospera la propuesta ministerial.

Como no podía ser de otra forma, la Ministra de Educación, piensa que su propuesta está contemplada dentro de las directrices de la LOE, que ha sido muy “meditada” y tiene “razón de ser”; pero se olvida que no es otra cosa que un “parche” cuyo objetivo es “huir hacia delante” para alcanzar los objetivos fijados en la Cumbre de Lisboa, es decir, que en 2010, un 80% de los alumnos logre el título de Enseñanza Secundaria postobligatoria, no dejando se ser una fórmula de acabar con el fracaso escolar, rebajando la calidad a través de los llamados “cursos puente” y facilitando la promoción de los alumnos.

Por parte de algunos directores de Centro de Media, se advierte que la iniciativa es difícil de aplicar, porque exige una gran disponibilidad de recursos humanos y medios materiales; se explica que las combinaciones de alumnos con materias pendientes de primero pueden ser “múltiples”. ¿Cómo se van a articular los horarios para que puedan asistir a clase de las asignaturas de primero y de segundo? Al mismo tiempo se alerta sobre la complejidad de la elección de las asignaturas de segundo, ya que algunas de primero son “materias llaves” que cierran el paso a otras similares del curso superior.

Ante la eventualidad de un Bachillerato de tres años se asegura que esa posibilidad se ha descartado y se apuesta por hacer de 4º de la ESO un curso de orientación “pre-Bachillerato”. Solución que nos parece más lógica, muy apoyada por la mayoría de los profesores.

También, continúan los profesores con sus opiniones, en la vertiente positiva es muy probable que la medida incremente el número de alumnos que superen el Bachillerato, pero no se puede decir lo mismo de la mejora de la calidad educativa. En síntesis, “es una realidad más política y pragmática que pedagógica”. Nuestros escolares no ocupan los mejores lugares en los listados internacionales con una endeble situación escolar advertida en la Enseñanza Primaria, particularmente llamativa en la ESO y que se deja sentir en el Bachillerato y en la Universidad”. Y con el nuevo sistema los centros pueden llegar al colapso si no se aportan los recursos humanos y financieros imprescindibles.

Y puede llegarnos lo “peor”: acceder a nuestras Universidades sin la Selectividad. Ya estamos en puerta. Miles de españoles y extranjeros podrán hacerlo para el próximo curso. Para tal fin se necesitará poseer el título de Bachillerato Internacional o Europeo, o estudiar en cualquier país de la Unión Europea, excepto España, sistemas válidos para eludir la Selectividad. De momento, miles de alumnos españoles, sí; otros cientos de miles de alumnos españoles, no. Pero no nos preocupemos, ya que todo llegará
 

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