Con la propuesta del nuevo Bachillerato se ha creado muchas
dudas en los Centros de Secundaria. Demasiadas asignaturas y
la posibilidad de que los alumnos con el 45% de las materias
suspendidas no repitan curso –recordemos que actualmente, se
repite con tres-, sino únicamente se matriculen de las
pendientes y algunas de segundo, puede llevar “el caos
organizativo” a los institutos.
Los críticos se dividen: algunos expertos consideran que la
propuesta puede contribuir al “debilitamiento” del
Bachillerato; otros, la tachan de “irrealizable”, si no va
acompañada de medios suficientes. Por otra parte, lejos de
buscar un pacto de Estado, el Ministerio se ha lanzado a la
aventura, sin consultar, no ya a la oposición, sino a
directores, profesores y otros estamentos, que podrían
aportar la necesaria experiencia para llevar a cabo la
reforma. Y no podemos olvidar que el Bachillerato es una
etapa decisiva para la formación humana y académica. Sin
embargo, su deficiente calidad actual, puede empeorar si
prospera la propuesta ministerial.
Como no podía ser de otra forma, la Ministra de Educación,
piensa que su propuesta está contemplada dentro de las
directrices de la LOE, que ha sido muy “meditada” y tiene
“razón de ser”; pero se olvida que no es otra cosa que un
“parche” cuyo objetivo es “huir hacia delante” para alcanzar
los objetivos fijados en la Cumbre de Lisboa, es decir, que
en 2010, un 80% de los alumnos logre el título de Enseñanza
Secundaria postobligatoria, no dejando se ser una fórmula de
acabar con el fracaso escolar, rebajando la calidad a través
de los llamados “cursos puente” y facilitando la promoción
de los alumnos.
Por parte de algunos directores de Centro de Media, se
advierte que la iniciativa es difícil de aplicar, porque
exige una gran disponibilidad de recursos humanos y medios
materiales; se explica que las combinaciones de alumnos con
materias pendientes de primero pueden ser “múltiples”. ¿Cómo
se van a articular los horarios para que puedan asistir a
clase de las asignaturas de primero y de segundo? Al mismo
tiempo se alerta sobre la complejidad de la elección de las
asignaturas de segundo, ya que algunas de primero son
“materias llaves” que cierran el paso a otras similares del
curso superior.
Ante la eventualidad de un Bachillerato de tres años se
asegura que esa posibilidad se ha descartado y se apuesta
por hacer de 4º de la ESO un curso de orientación “pre-Bachillerato”.
Solución que nos parece más lógica, muy apoyada por la
mayoría de los profesores.
También, continúan los profesores con sus opiniones, en la
vertiente positiva es muy probable que la medida incremente
el número de alumnos que superen el Bachillerato, pero no se
puede decir lo mismo de la mejora de la calidad educativa.
En síntesis, “es una realidad más política y pragmática que
pedagógica”. Nuestros escolares no ocupan los mejores
lugares en los listados internacionales con una endeble
situación escolar advertida en la Enseñanza Primaria,
particularmente llamativa en la ESO y que se deja sentir en
el Bachillerato y en la Universidad”. Y con el nuevo sistema
los centros pueden llegar al colapso si no se aportan los
recursos humanos y financieros imprescindibles.
Y puede llegarnos lo “peor”: acceder a nuestras
Universidades sin la Selectividad. Ya estamos en puerta.
Miles de españoles y extranjeros podrán hacerlo para el
próximo curso. Para tal fin se necesitará poseer el título
de Bachillerato Internacional o Europeo, o estudiar en
cualquier país de la Unión Europea, excepto España, sistemas
válidos para eludir la Selectividad. De momento, miles de
alumnos españoles, sí; otros cientos de miles de alumnos
españoles, no. Pero no nos preocupemos, ya que todo llegará
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