No me refiero a las “Pequeñeces”
del padre Coloma, aquellas que fueron un hito literario hace
tropecientos años, sino al suspiro de alivio y a la estirada
de pata que supone el haber finiquitado el periodo
electoral. ¿Sienten la calidad de vida que presupone, el
habernos quedado huérfanos de discursos electorales?
Aspirar, espirar, estiramientos y añorar a ese buen monitor
de Pilates con aparatos que, por el momento, no podemos
costearnos. Porque, el Pilates, sin aparatos, en una
mandanga, para eso mejor hacer yoga alternando con máquinas
y cuarenta minutos de marcha. ¿Qué dicen? ¿Qué si me estoy
emparanoiando de nuevo con mis temas-fetiche de salud y
belleza?. Por supuesto, jamás he dejado de estar enormemente
interesada en cuanto descubrimiento o innovación surjan para
mejorar nuestra calidad de vida y realizar nuestros valores
cristianos, habida cuenta de que, el cuerpo, es el templo
del espíritu.
Y el templo no puede estar todo hecho polvo, comido de
mierda, con goteras y agrietado, porque es continente de
sagrado contenido. Como lo es nuestro estómago de las
cápsulas de Arkofarma que hay que ingerir de buena mañana
para regular el body. Primero la papaya, el más poderoso
antioxidante que existe, garantía de larga vida y remedio
natural favorito de mi adorado Juan Pablo II- Te quiere todo
el mundo. Seguido de ortosifón que es el te de Java,
drenante y adelgazante, siempre que se junte con la
alcachofa que desintoxica, elimina las grasas y limpia el
hígado. Estoy hablando de dos cápsulas por toma matinal y
nocturna. Tras esos mejunjes la piña antigrasa y una cápsula
verdosa de Forte Farma vientre plano que lleva te verde y
otros remedios de tensan la barriga y adelgazan la cintura.
Todo el revoltillo con medio litro de agua en dos tomas.
Cafelito, galletas integrales y un paseo de media hora al
alba en busca de un bar temprano para degustar un café en
condiciones y comenzar a quemar calorías con el movimiento.
¿Qué dicen? ¿Qué si he logrado meterme en la talla 36
pagando a un endocrino? No. Tan solo leyendo. Soy
autodidacta y no me gusta pagar por la aplicación de unos
conocimientos que puedo obtener gratis con suplementos de
divulgación nutricional y pidiendo folletos en botica.
De hecho, considero que no es ninguna pequeñez y menos aún
nadería el practicar la autoayuda y crecer sin pagar
terapia. Porque creces progresivamente, te vas culturizando
por obligación y desde la disciplina del estudio y vas
formando una opinión sobre cada tema de la existencia. Ya
decía Betolucci, en el rodaje de “Té n´el deserto” que aquí
se llamó “El cielo protector” que, a la espiritualidad no se
llega a través de la filosofía ni la literatura sino a
través de la experiencia vivida. Y una experiencia de vida
sin aprendizaje es de ser un animal racional con bastante
poca racionalidad. Una especie de Atapuerca´s man.
Cualquier tema puede convertirse en apasionante si se
profundiza. Menos el politiquerío, que es un muermo de
formalismos y de frases hechas. De ahí que, la finalización
de estas semanas agobiantes resulte una especie de bendición
de Dios, aunque cada “volver a empezar” tras unas elecciones
conlleve un mucho de curiosidad y de reto. Aún no siendo más
que meros espectadores dedicados a verlas venir. Y a
comprobar si, el nuevo periodo, conlleva una mejora de
nuestra calidad de vida y un reconocimiento por parte de los
Poderosos, del primordial anhelo del pueblo soberano, ese
derecho que no aparece en la Constitución y que es el
derecho a ser felices. Y en la felicidad intervienen un
batiburrillo de factores, como en la buena forma física y en
la salud intervienen un batiburrillo de remedios de bruja.
No, no son pequeñeces. La materialización o la consecución
de cualquier anhelo o de cualquier expectativas son asuntos
muy principales. Porque la felicidad es muy principal.
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