Amanecía ayer tomando curvas por
la zona de Asla, con el pavimento mojado tras la tormenta
nocturna y un fresco olor a campo húmedo en la pituitaria,
barruntando el despegue económico que se avecina sobre la
zona y sus perniciosos efectos colaterales, pues aunque con
otro estilo (se están limitando las alturas) nuestros
vecinos marroquíes parece que “repiten” (el animal humano,
ya se sabe, está especializado en tropezar dos veces -o más-
en la misma piedra) el pésimo ejemplo que hemos dado los
españoles con la salvaje urbanización de la Costa del Sol y
otras turísticas regiones anexas, algo que algunos ya
definíamos hace más de 15 años en foros especializados
(escuelas universitarias de turismo, para ser exactos) como
“Mediterranización” del litoral advirtiendo, en un serio
ejercicio de prospectiva no exento de polémica, de su fecha
de caducidad. ¡Hay límites al crecimiento!. Al día de hoy y
tan solo en cinco años, el litoral de Castillejos a Tetuán
está quedando que no lo va conocer -parafraseando a un
antiguo “cocinero” monclovita- ni la madre que lo parió. Sin
duda que hay actuaciones de ordenación del territorio hechas
con rigor y seriedad, pero en conjunto se percibe un tufillo
de especulación urbanística y deterioro ecológico
preocupante. Por no hablar de los “golfos” marbellas y sus
adláteres, que están abandonando la zona al ritmo de la
“Operación Malaya” buscando cobijo y “bisnis” por estas
tierras magrebíes para seguir actuando impunemente, “ad
líbitum”. ¡Pobre Marruecos, lo que te está cayendo encima!.
Los efectos colaterales no acaban ahí, sino que afectan el
bolsillo del marroquí medio que está viendo como, en los
últimos años, los precios por m2 construido se están
poniendo por las nubes y cada vez más fuera de su alcance.
También clama al cielo la inconsciencia al uno y otro lado
del Mediterráneo, pues con el ciclo del cambio climático en
marcha (alza de temperaturas, desertificación, aumento del
nivel de las aguas del mar….) estas actuaciones sobrecargan
demográficamente regiones frágiles, facilitando con ello
impactos ambientales que no presagian, ni siquiera a corto
plazo, nada bueno.
¿Es posible, con estos parámetros, un desarrollo turístico
integrado y sostenible?. Lo dudo. Con todo, personajes
importantes están apostando por la región, no solo Mohamed
VI que ya la ha convertido, de facto, en su capital de
verano. Un yerno de los Reyes de España, el deportivo Iñaqui
Urdangarín, se paseo hace como veinte días por la comarca
poniendo la vista en unos terrenos sitos en una agradable y
tranquila zona del litoral marroquí, con playa y a la sombra
de la “yebala”, por los que precisamente acabo de pasar.
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