Pasado mañana va a vivirse una
especie de ensayo para las elecciones generales, porque, en
esta cita electoral, la tónica general ha sido alternar los
localismos con una cierta carga ideológica. No
trascendental, tipo discursos e intervenciones del lider de
la derecha europea, Nicolas Sarkozy, pero si huyendo un poco
de temas estrictamente localistas, por mucho que estos sean
de relevancia para la ciudadanía. Izquierda y derecha son
diferentes estilos ante una misma realidad. La derecha
defiende la excelencia académica, el nuevo amanecer de los
grandes valores, la disciplina, el esfuerzo y la
meritocracia. La izquierda es y siempre ha sido relativista
y va desde el socialismo descafeinado al marxismo
polvoriento, eso sí, con muchos complejos de culpabilidad
por ser los europeos y españoles, magníficos exponentes de
la civilización occidental que tiene sus raíces
indiscutibles en el cristianismo.
Cada ciudadano va a optar por una manera de ver y vivir la
vida, según que perspectiva y los que voten al señor Mizzian
también votarán una perspectiva que es la del prisma de un
buen hombre y un tipo que me parece honrado. Y como me cae
bien voy a aportar gratuitamente y sin devengar gastos,
alguna solución para el problema del paro juvenil de la
barriada del Príncipe: En la provincia de Málaga, por
ejemplo, hacen falta de forma urgente cuatro mil camareros.
La capacitación que se está exigiendo no es, desde luego, de
alta escuela de hostelería, mayormente porque, los que salen
de esas escuelas de formación profesional, lo hacen ya
colocados y con buenísimos sueldos. ¿Qué impide por lo tanto
a que unos cientos de jóvenes sustituyan el no hacer nada
por viajar a la capital malagueña para emplearse? Los
sueldos son medianos, las jornadas laborales, normales, el
ambiente bueno y, la juventud trabajadora aquí suele
solventar en un primer momento el problema de la vivienda
alquilando pisos compartidos, como hacen los estudiantes.
¿No le parece a Mizzian una propuesta atractiva el concertar
con Málaga el cubrir las cuatro mil plazas que se demandan
con mano de obra ceutí? Mejor que los jornales y el trabajo
honrado se lo lleven los muchachos y muchachas de Ceuta que
emplear a laboriosos ciudadanos del Este que, de entrada, no
hablan español y que, en cuanto lo aprenden, huyen a
trabajos mejores. Hostelería, agricultura, construcción,
servicio doméstico, cuidadores de ancianos, ganadería,
vendimia francesa, campaña del brócoli en Bélgica, sector
servicios en toda Europa. Y no digamos si, los jóvenes en
cuestión están titulados como mecánicos, forjadores,
maestros de obras, fontaneros o gruistas, entonces se forran
de euros los cojones, con perdón de la comparación. Trabajo
hay. Mucho trabajo. ¿Por qué se insiste machaconamente en el
ficticio tema del desempleo? Lo que hay es que aportar
expectativas y explicar que Europa es muy grande y que no se
limita a las cuatro calles de una barriada y que, por
supuesto, nadie va a llevarles el trabajo a los chicos y
chicas a la puerta de su casa, sino que tienen que mover el
culo para buscarlo. Porque, estar parado existiendo
alternativas laborales, no es una desgracia, sino una
indignidad y una poco vergüenza.
Pasado mañana será la revolica y todos culminarán hoy sus
propuestas. Pero a ningún partido del colectivo panoli se le
ha ocurrido proponer, por auténtico estado de necesidad,
patrullas ciudadanas de vecinos para controlar la
delincuencia y una estricta reforma de las leyes relativas a
los límites de la legítima defensa. Ya se andará. Porque la
cosa está caliente y el clamor popular acallado demanda que
no existan más límites para defenderse que el salvaguardar
la vida de un inocente de la agresión de un criminal, sin
límites. Ya llegará. Los problemas de nuestra Patria no se
limitan a las fechorías de los hijoputas batasunos y en
gemir lo de “sentarán a terroristas en las instituciones”.
No pasa nada si les sientan. Ya les levantaremos a patadas
en los huevos y si no al tiempo. Pasado mañana se decide
nuestra España y esta Patria nuestra, aunque a veces nos
hiele el corazón, nos tiene perdidamente enamorados. ¡Que se
le va a hacer!.
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