El Juzgado Número Dos de Ceuta sentó ayer en el banquillo de
los acusados a un ciudadano de origen rumano, A.C, por un
delito contra la salud pública. Pese a que el Ministerio
Fiscal le ofreció una conformidad, él insistió en su
inocencia y en el hecho de que fue engañado, por lo que
quiso que se celebrar la vista.
Los hechos sucedieron el pasado 22 de abril de 2007, sobre
las 18:30 horas, en la Estación Marítima de Ceuta. La
Guardia Civil realizó el control rutinario de vehículos en
la zona de preembarque de los ferrys y el can dio positivo
en el coche que conducía A.C, por lo que se realizó una
inspección mucho más pormenorizada.
La Guardia Civil se incautó finalmente en un doble fondo
practicado en el habitáculo del coche, un total de 36 kilos
de hachís. La sustancia marcó un THC del 7,46 por ciento,
por lo que tal cantidad habría alcanzado en el mercado un
valor aproximado de 44.092 euros.
El acusado explicó ante el Tribunal, que no tenía
conocimiento de que había esa droga en el vehículo ni de que
el coche estaba puesto a su nombre. Él insistía en que un
hombre, que conoció en Málaga, del que ofreció además una
descripción pormenorizada e indicó que podría reconocerlo en
un catálogo fotográfico, le ofreció un trabajo de chófer en
una empresa y que su labor iba a ser la de llevar vehículos
de una ciudad a otra, de ahí que no le resultara extraño que
lo enviaran a Ceuta a recoger un coche que tenía que llevar
hasta Almería.
A la pregunta del Ministerio Fiscal de cómo entendía que
hubiera aparecido su firma en el documento de compra del
vehículo interceptado con el alijo, A.C, comentó que esa
firma fue fruto de un engaño y que creía estar firmando un
contrato de trabajo, y quiso añadir, que no sabe nada de
español y que normalmente suele confiar de las personas.
El Ministerio Fiscal pide para el acusado una pena de 3 años
y 8 meses de prisión y el pago de una multa de 176.000
euros.
El juicio quedó visto para sentencia.
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