A punto de acabar la campaña electoral para los comicios del
27 de mayo debemos, para evitar infundios y rumores mal
intencionados, aclarar algunas cuestiones que entiendo como
pertinentes en relación a la discriminación absoluta que
este medio ha sufrido desde le ejecutiva regional del PSOE
dirigida por la eterna candidata, María Antonia Palomo.
Cabe dejar bien claro al principio, que el Partido
Socialista Obrero Español merece todos nuestros respetos. No
en vano son unas siglas centenarias que ha superado duras
etapas en periodos franquistas de las que se ha sobrepuesto
con hechuras de gran partido político y que se sobrepondrá,
también, a esta ejecutiva local, incluso, si consigue
superar el tradicional colchón de votantes de los últimos
doce años [lo mínimo que debería lograr contando con ‘papá’
Estado detrás].
María Antonia Palomo anda mal asesorada. Quien, desde
dentro, haya aconsejado a la candidata a ‘eliminar’ a El
Pueblo de Ceuta de su reparto publicitario electoral, ha
logrado dos cosas: la primera evitar que su mensaje se
propague –por extensión- a un mucho más numeroso electorado
[lo que estratégicamente no parece muy correcto], a no ser
que consideren a este medio y a sus muchos lectores como de
segunda –es decir a usted lector que ahora mismo lee este
artículo-. Si esto fuera así, qué no ocurriría si llegase a
ostentar el poder en la ciudad ¿haría distinciones entre
ciudadanos?. ¿Dónde queda la igualdad y la justicia que
propugna en su programa electoral?. Está muy claro que con
esta actitud han mostrado de lo que serían capaces; se han
presentado en sociedad ustedes dos, queridos; lo segundo,
admitir de este modo, un ataque frontal a un medio de
comunicación que, en ningún momento en sus doce años de
historia, ha vetado o criticado con malas artes y con peor
estilo la actividad política propia de un partido como el de
referencia que se recupera poco a poco del asedio en su
estructura que le procuró en su día el GIL. Ya conocerán los
socialistas ceutíes en qué lugar se alineó este periódico en
la estrepitosa crisis de 2000 propiciado por el conocido
‘caso’ de la señora Bermúdez. Otros no podrán decir lo
mismo.
Este medio ha publicado, publica y lo seguirá publicando,
cuantas notas de prensa se faciliten desde el Gabinete de
Comunicación del PSOE [es lo lógico –nobleza obliga-,
desligar el categórico error inducido de su secretaria
general, de lo que en sí mismo significan las siglas como
institución]. Es más, este medio continúa abierto a poder
disponer de firmas como la de Gonzalo Sanz que colabora con
cierta regularidad, con sus oponiones, en esta casa.
El Pueblo de Ceuta, hemeroteca hay, ha estado en todas y
cuantas actividades ha desarrollado el PSOE con la profusión
y extensión propia y merecida de un partido como este que,
por ende, gobierna España.
No puede ser razonable ni entendible, por tanto, acusarnos
de no ser ecuánimes y de justificar con un titular ‘no
ajustado a sus deseos’ la medida de no comparecer con
espacio publicitario en este medio con su mensaje electoral.
El partido que tanto ha criticado la medida adoptada desde
el PP de ‘vetar’ al grupo Prisa, ‘veta’ ahora –de este modo-
a un medio de comunicación ceutí y sin excusa clara que lo
justifique. Allá cada cuál. Además, esa excusa no es válida
porque antes de la campaña, el PSOE sí insertó publicidad en
El Pueblo de Ceuta. ¿Cuál es pues la verdadera razón?
Al no entender, por leves, los motivos de la medida adoptada
desde la ejecutiva regional, sólo cabe relacionar, con la
presunción correspondiente, las que pudieran ser razones más
ciertas: podemos pensar que el PSOE, a través de los
representantes de su ejecutiva y, por tanto, su máxima
dirigente, han caído en la red y trama preparada por el
editor del otro medio escrito en su afán enfermizo y
maquiavélico de ‘acabar’ con El Pueblo de Ceuta, como así
logró -en su momento- con otros diarios que intentaron
hacerse un hueco en la ciudad. En su época se sirvió del PFC
de Fráiz como fácilmente se recordará.
¿Y cómo?. Fácil. El editor del otro medio sigue buscando el
apoyo político necesario para, sirviéndose de ellos,
proyectar sus verdaderas intenciones. Y lo busca con todas
las formaciones políticas de la ciudad. Contacta
personalmente con ellos, les brinda la oportunidad de la
gratuidad de los espacios publicitarios en su medio y les
advierte de que no inserten sus mensajes en El Pueblo de
Ceuta ya que, de lo contrario, les haría pasar por caja
aplicando la tarifa de publicidad oficial [lo que supondría
un buen número de miles de euros]. Pero, ¿cómo prevenir
mecanismos que justifiquen oficialmente que sí se factura
esa publicidad?, pues presumiblemente emitiendo facturas que
sólo se utilizarían en caso de ‘necesidad’. Un político me
dijo recientemente al respecto “a caballo regalado no se le
mira el diente y yo tengo mis facturas…”. Verídico.
De este modo, el mensaje que se envía a la sociedad es el
siguiente: ‘los partidos se decantan por un medio y no por
el otro’ intentando, infructuosamente por cierto, hacer el
vacío a El Pueblo de Ceuta. Pero últimamente este individuo
debe contar con cierta ‘diarrea’ mental porque todo lo que
arguye, prepara y piensa, le sale hecha una … pronto
sabremos algunas de ellas.
La realidad diaria [facilmente comprobable en sus páginas]
de que El Pueblo de Ceuta cuenta con el respaldo y confianza
de un amplísimo sector empresarial de la ciudad debe poner
muy nervioso a quien en los últimos veinte años no encontró
competencia seria alguna que hiciera tambalear su
‘trabajado’ monopolio.
Resulta curiosa la cronología de los hechos. Conversaciones
de María Antonia Palomo con el que suscribe han habido
muchas [la relación de aprecio personal ha sido uno de los
motivos]. De secretaria general a director de medio y
viceversa, se habló en su momento de la publicidad
electoral. Efectivamente la referencia siempre fue hacia el
encargado de la misma, Enrique Moya, pieza indiscutiblemente
firme al lado de Palomo cuya lealtad se reforzó en la etapa
de su dirección del INEM desde donde discrepó frontalmente
con el anterior delegado del Gobierno [cesado poco después
como corrobora la presencia de García-Arreciado desde hace
un año en la sede estatal de Plaza de los Reyes].
Moya y yo hemos cruzado tres o cuatro mini conversaciones
telefónicas y algún e-mail. La petición de tarifas
publicitarias para los espacios y una visita a la redacción
del periódico fue lo último que traté con el encargado de la
campaña electoral del PSOE. Dos llamadas telefónicas a
Palomo antes y durante de la Campaña resultaron huidizas por
parte de la secretaria general: “¿no te ha llamado Enrique?.
Te llamará, no lo dudes, te lo digo yo”. La última fue de
ella: “Hoy te llamará Enrique para cerrarlo” –esto fue la
semana pasada-.
Su diaria presencia en otro medio refleja que, puede
tratarse de lo que pensamos ha sucedido: el PSOE, llevados
de la mano de este director de ‘campaña’ y la anuencia de la
secretaria general, ha podido caer en la trama deshonesta
[lo ha hecho con otros partidos] fabricada por un personaje
maquiavélico capaz de tejer, entre bambalinas, la red que le
sirve exclusivamente a sus intereses, aunque con ello, y
ante la impotencia de no lograr sus fines, se ‘lleve por
delante a los ingenuos que caen en su trampa’. ¿Qué se
pretende?, ¿qué hay a cambio? ¿qué hay detrás?...
Afortunadamente el PSOE no es Enrique Moya, ni María Antonia
Palomo. El error es grave, sin embargo, los socialistas de
Ceuta no merecen que este medio ataque frontalmente a la
institución que para nosotros representa sus siglas, por lo
que con el respeto debido, seguirán encontrando puntual
información en estas páginas.
|