Y al “cole” a hacer los deberes
porque, hasta ahora, parece que las enseñanzas de estos
doctos individuos han debido dejar bastante que desear, si
lo sabrá el joven Rey del vecino país que no ha dejado de
pergeñar reformas en el campo religioso desde que accedió al
Trono de los Alauís. A mí no me extraña, porque el “lobby”
de los ulemas (salvando el Consejo de Ulemas del Reino) goza
de una nada desdeñable influencia y a veces no han sabido
ordenar jerárquicamente, por su orden de importancia, las
obligaciones para con el triángulo sagrado: “Allah, Watan,
Malik” (Dios, Patria y Rey, para entendernos).
Parece que la cabeza del secretario general de la Rábita de
los Ulemas de Marruecos en Rabat, Ahmed Abbadi, está echando
más humo que el “botafumeiro” de la Catedral de Santiago. No
es para menos con las muy reales sugerencias que le han
caído encima: ordenar el patio y poner firmes a los colegas,
impartiéndoles sobre la marcha cursillos acelerados de
modernidad y buenos modales en consonancia, a la magrebí,
con los nuevos tiempos de diálogo de culturas. De entrada,
setenta ulemas están recibiendo un curso acelerado sobre
psicología aplicada (a ver como reciben los fieles
determinados mensajes), respeto al medio ambiente (no basta
con lavarse cinco veces al día antes de rezar) y, sobre
todo, la contextualización en el análisis (cuidadín,
cuidadín) de los textos religiosos. Tema este último por
cierto que, como bien saben los lectores que me siguen,
había apuntado yo en más de una ocasión: la interpretación,
adecuada, de suras y aleyas de lo más oscuras. ¿Será, acaso,
como escribió Gironella, que Dios escribe con renglones
torcidos?. Si tendrá importancia el asunto que las dos
últimas ediciones de la revista oficial de la Rábita, “Al
Ihya” (Renacimiento) se dedican en exclusiva al “contexto”
del discurso religioso, desde el “descendimiento” (los
musulmanes ya me entienden) del Libro a la situación actual.
Más vale tarde que nunca y el Reino de Marruecos se apresta,
con todas las armas a su alcance, a la madre de todas las
batallas religiosamente hablando: la renovación y el control
del discurso religioso. ¿Y que dice a esto el Corán?; ¿son
iguales todas las ediciones del libro sagrado?. Mañana les
adelanto algo. En cuanto a Ceuta, ciudad querida, ¿se ha
preguntado ustedes quiénes imparten enseñanzas coránicas?. O
mejor aun, ¿quién forma a los formadores?. Yo sé de un par
de mujeres, hermanas ambas de conspicuos personajes
políticos de la ciudad (los dos nominalmente españoles,
bueno uno al menos), que parece se dedicarán con fruición y
el debido sustento a estos menesteres.
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