Los diez días de campaña electoral
que han transcurrido hasta la fecha han servido, entre otras
cosas, para que los seis partidos que concurren a las
elecciones del próximo domingo pongan sobre la mesa algunas
propuestas ‘estrella’ que deben ser recibidas por la
ciudadanía con cautela. Entre las más polémicas se cuentan
la de poner en marcha una naviera municipal (PSPC) o la de
instalar un tranvía que enlace el centro con Loma Colmenar
(PSOE). Buceando en los programas de las candidaturas se
pueden encontrar, no obstante, otras no menos llamativas:
los socialistas creen que es posible instalar una base de
hidroaviones en la ciudad autónoma o enlazar La Marina con
Recinto Sur a través de escaleras mecánicas; UDCE-IU aboga
por el diseño de una ‘Ciudad Educativa’ y el PSPC, por traer
una Academia de Policía Nacional a Ceuta. Son, sin duda,
ambiciosos proyectos que pueden atraer a un número
considerable de electores, aunque los votantes deberían
exigir mayores detalles de estas iniciativas mastodónticas
que no se suelen revelar. Es muy fácil prometer la
construcción de grandes infraestructuras, la aplicación de
nuevas políticas sociales... pero no lo es tanto justificar
cómo se financiarán en el caso de que sus impulsores lleguen
al próximo Gobierno autonómico.
Ahí, aunque se les haya tildado de demagógicos por ello, el
PSPC ha acertado. Los de Aróstegui han detallado que para
dar 360 euros mensuales a los nuevos matrimonios encontrarán
fondos en el recorte de los sueldos de los diputados y altos
cargos que consideran superfluos. La propuesta de la naviera
municipal, sin embargo, como la de la Academia de Policía,
no parece ir más allá de una declaración de buenas
intenciones. Y un programa electoral no debería rellenarse
con declaraciones de intenciones, sino con iniciativas
posibles, verosímiles, argumentadas y que puedan llevarse a
cabo con números y competencias en la mano. La aduana
comercial, que algunos partidos han prometido en sus
discursos es otro ejemplo de algo que no se puede prometer,
entre otras cosas porque la Ciudad no tiene competencias
para ponerla en marcha. Utilizarla es intentar engañar a los
ceutíes.
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