Superada su primera semana, la
mayoría de las candidaturas que compiten en la campaña
electoral para los comicios del próximo domingo han centrado
sus últimas intervenciones en un tema capital para el futuro
de Ceuta: la política medioambiental. Las amenazas globales
que entrañan el cambio climático y otros fenómenos deben
estar en los primeros lugares de la agenda de preocupaciones
de los Gobiernos de todos los Estados, a escala local no es
menos necesario que quienes aspiran a guiar desde el Palacio
autonómico la ciudad durante los próximos cuatro años
también tengan el Medio Ambiente entre sus prioridades.
En este ámbito, dos son los proyectos que han centrado hasta
ahora la discusión entre partidos: el lugar idóneo para
situar la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) que
se va a construir en Ceuta y la mejor solución para los
residuos sólidos urbanos que genera la ciudad.
Sin embargo, aparte de estos hay muchas otras vertientes del
área medioambiental que pueden afectar directamente al
desarrollo sostenible. la única forma viable de plantear el
crecimiento en el siglo XXI. Poco se ha hablado, hasta
ahora, de las fuentes de energía con que contará la ciudad
en el futuro. Con la planta de generación eléctrica de
Endesa en pleno proceso de ampliación, no estaría de más que
todas las formaciones políticas presentasen por dónde
debería comenzar a trabajar el próximo Gobierno autonómico a
medio y largo plazo.
La opción de la instalación de aerogeneradores, con varias
solicitudes ya en manos del Ejecutivo, no ha formado parte
hasta ahora del debate electoral a pesar de que la prensa
nacional ya se ha hecho eco de las intenciones del Gobierno
de la nación para poner en marcha plantas de aerogeneración
en el mar. Tampoco la instalación de placas de energía solar
(ya de obligado cumplimiento en los edificios de nueva
construcción, aunque de capacidad muy limitada). Estos
asuntos, que tal vez obtienen poco rédito inmediato, son
capitales para el futuro si se contemplan con unas miras un
poco más alejadas y no deben obviarse en un momento
trascendental como el que vivimos.
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