Me asombra la cantidad de artículos que se están escribiendo
en la prensa local sobre el pérfido gobierno de Marruecos y
sus malignas obras como el puerto de Tánger en el estrecho
.Hay algún experto geopolítico que augura una maniobra de
Mohamed VI que tiene como fin abrazar la isla del Perejil
entre dos diques para tránsito de contenedores y utilizarla
como base para una grúa pórtico de la Maersk , con lo que
España perdería uno de los territorios mas productivos de la
nación, muy por encima de la zona franca del puerto de
Barcelona y es que cualquier atisbo de prosperidad en el
país vecino se ve con un sentimiento mezclado de miedo y
envidia ,propios del que se siente poca cosa.
El mismo analista opina que ya hay demasiados puertos en
esta zona pero esto sin preguntar a los inversores sauditas
que pagan el de Tánger ni a las compañías como Maersk o
China Shipping que ponen las grúas ,cuanto ha crecido el
transporte marítimo de mercancías en contenedores en la
última década ni cuanto va a crecer. Las inversiones en
infraestructuras industriales ,turísticas y comunicaciones
que se están realizando en el norte de Marruecos no pueden
mas que ser una luz en el negro horizonte económico de Ceuta
que ya ha caído en la endogamia comercial tras perder
competitividad primero con la península y luego al garete de
la precariedad del contrabando. Ya pasó aquella situación
fiscal privilegiada que dio a Ceuta su momento de éxito ,hoy
día tanto España como Marruecos disfrutan de convenios de
libre comercio y apenas gravan sus importaciones.
En cambio el sector de servicios siempre puede hacerse un
hueco entre las dos orillas y como sucede en Gibraltar, que
no deja de beneficiarse del crecimiento industrial de la
bahía de Algeciras, ofreciendo servicios marítimos que son
deficitarios en la parte española como suministros,
astilleros, asesoramiento técnico y otros negocios.
No estaría mal empezar a ver con buenos ojos que el norte de
Marruecos se aleje algo de su miseria secular, porque de eso
ya estamos sobrados y todo se pega, a la vez que se busquen
oportunidades de negocio que a buen seguro surgirán de la
población que se desplace a trabajar a esta región así como
el turismo que va a traer la nueva política de inversiones
hoteleras en la costa mediterránea del país vecino.
Si Ceuta no aprovechase esta concentración de capitales
podría quedarse sumergida en la dependencia económica de la
política del gobierno de turno y como ya se sabe en política
nada es para siempre.
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