Lo decía el simpar Alfonso Guerra,
en cuyas Memorias ,por cierto ,aparece mi anciano esposo, el
pintor, tratado con mucho cariño. El título de este articulo
es, que no la referencia a las Memorias del gran político,
absolutamente adecuado en estos días de sistemáticas
“puestas en escena”. A ver, me digan ¿Qué político no ansía
una foto con un lindo bebé? Los lindos bebés están, en estas
fechas, muy cotizados y sin son rollizos y de mejillas
amanzanadas y prietas, mejor que mejor. Llega el posturas,
agarra al tierno infante, pone cara de arrobo y el fotógrafo
dispara la máquina para guardar para la posteridad la
muestra de afabilidad y de amor a la infancia. También es
muy típico y son muy buscadas las instantáneas con un moro o
con un gitano. Por cierto, iba mi compadre el tío Luis por
el mercadillo el domingo pasado y como sus caracteres
étnicos son inconfundibles, le hicieron una foto a la vera
del alcalde Paco de la Torre. Y esa foto tiene enjundia e
intríngulis, porque significa que, el edil, no hace a nadie
de menos, se mezcla con las minorías étnicas, que suelen ser
desfavorecidas en todos los lugares menos en Palma de
Mallorca y la temática toma un aire entre populista y
campechano. ¿Qué indagan con esas expresiones dignas de un
Atapuerca´s man? ¿Qué que pasa en Mallorca con las minorías?
Pues que son de naturaleza, origen y raza alemana, tienen
parné para aburrir, se compran los mejores “chaleses” y
apartamentos, amen de fincas y casas de payeses para
restaurar y se montan sus chiringuitos, supermercados,
restaurantes e infraestructuras en plan gueto-pijo. Hasta el
punto de que, cuando hacen la campaña electoral de ellos
vienen los candidatos a Mallorca a sacarles el voto a los
residentes y consideran a las islas como un “land”.
¿Qué murmuran con mueca de aceptación impregnada de
contumacia?¿Que para que nos invadan que los hagan los
guiris con guita y tradición anclada en la Europa de las
catedrales, el bombardeo criminal de Dresde y los enanos del
Rhin? Vale, pónganse épicos si así lo desean, pero,
invasiones, las mínimas, que ya tuvimos los perejiles para
escarmentar a los chulillos y a los enteraíllos y ¡A mí la
Legión! (siempre que le vengan cantando al cristo de la
Buena Muerte y a su santísima Madre). Preciosa foto la de
los caballeros legionarios velando a sus Sagradas Imágenes.
Mejor que la de cualquier político en cualquier acepción
popular de estos días. A saber. La foto con el niño, con el
moro, con el gitano, con la encargada del puesto de
verduras, con el pescadero a quien hay que estrechar la mano
para demostrar amplitud de miras y respeto a todos los
oficios. En la península también mola la foto con el
senegalés, intentando que no se vean los bolsos falsos, con
la sudamericana, con algún tipo de minusválido o
discapacitado en quien se aprecie con claridad y
contundencia la minusvalía o discapacidad y con chabolistas
(las chabolas pertenecen al fin del carrete y al turno de
ruegos y promesas) Después hay exponentes del espectro
social con quienes no apetece hacer fotos, porque no lucen.
De hecho se prefiere un niño de teta a un delincuente
juvenil con pinta de chusmón, a un minusválido en
condiciones antes que a un yonki sidoso, de esos que, las
criaturas, están hechos polvo y llenos de pupas por el
sarcoma de Kaporsi y, encima, para posar, le piden al
candidato un billete para comprarse una paquetilla.
Tampoco sale bien la foto ni resulta de categoría, cuando el
sujeto es proxeneta, camello o puta vocinglera sin asociar a
algún colectivo, lo mejor para dar la imagen correcta es
pertenecer a colectivos o asociaciones o tener aspecto
marginal pero limpio, de caricatura étnica, pero
presentable, de desfavorecido social pero en plan “pobreza
vergonzante” o ser jubilado de trescientos euros de pensión
y tener la dignidad de gastarte un par de monedas, en lugar
de, en pan y leche, en una pastilla de jabón para ir aseado
y presentable. ¿Qué si me propongo redactar una Biblia de la
cotización fotográfica? Sí, bueno, lo cierto es que, quien
se mueva no sale en la foto.
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