Elena Salgado llega hoy a Ceuta en
el marco de la campaña electoral en apoyo de la candidatura
de su compañera, la socialista María Antonia Palomo que
busca ávida despegar del colchón de dos escaños con los que
cuenta en la Asamblea de la Ciudad Autónoma. El respaldo de
un gobierno socialista en Madrid debería, en buena lógica,
repercutir en los resultados electorales tras el escrutinio
previsto para la noche del 27 de mayo. De lo contrario,
habría que analizar muy pormenorizadamente ciertos porqués.
De momento, en el ecuador de la Campaña electoral, la
ministra de Sanidad llega a una ciudad, con formato de
Autonomía ‘sui generis’, en la que como responsable de la
materia estatal, lo es -a la sazón- y de modo directo de la
Sanidad Pública que se sirve en Ceuta.
No andan muy calmadas las aguas aquí. La muestra está en que
los sindicatos de lo sanitario anuncian movilizaciones y
llaman a la actitud de reproche general tanto por el ámbito
de los Recursos Humanos, como el de la prestación de
servicios a los ciudadanos. Elena Salgado, que tuvo que
responder recientemente al senador por Ceuta, Nicolás
Fernández Cucurull al respecto de varias denuncias
sindicales acerca de las presiones que estos reciben,
siempre ha defendido que en estos tres años de gobierno
socialista se ha activado y avanzado la construcción de un
nuevo centro hospitalario. Sin embargo, y no negándolo,
convendría recordar que en tanto en cuanto no culminen las
obras, tanto físicas como de infraestructura, y posterior
adecuación de medios para atender a los distintos servicios,
la realidad es que actualmente subyace la inminente
necesidad de atender demandas que, por la situación
geográfica de Ceuta, requerirían la actuación inmediata de
la administración.
Una población como Ceuta, con una importante bolsa de
extranjeros del otro lado de la frontera que acuden con
diligencia expresa al servicio de Urgencias del hospital,
necesita estar dotada ya de los medios suficientes como para
que, por el motivo antes citado, no se vea mal servida desde
el punto de vista de esta Sanidad Pública de la que
hablamos. Ceuta no puede verse, por tanto, atendida por un
personal básico previsto para poblaciones de 75.000
habitantes, cuando la realidad asistencial del día a día
supera con creces la ratio predeterminada por la propia
administración.
Mención aparte para la falta de profesionales en
determinadas especialidades médicas que brillan por su
ausencia o, si acaso incluso, por su mínima cobertura. Hay
trabajo por hacer, sin duda.
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