¿Ustedes prefieren el
amuermamiento o el toque libertario y populista? Yo,
indudablemente, lo segundo. Es más, confieso mi tedio
absoluto después de haber ojeado los diferentes programas de
los distintos partidos políticos en estas municipales. Que
no son “exactamente” elecciones municipales sino un
simulacro de las próximas generales. De hecho, los temas,
algunos temas, están trascendiendo de localismos para
adentrarse tímidamente en cuestiones de Estado. Que son las
que interesan.
Porque, a nivel local, todo el mundo suele prometer y
ofertar lo mismo: VPO, mejoras en sanidad y educación,
parques, jardines, centros sociales, viajes a Cercedilla del
Marqués para los de la tercera edad y asistencialismo para
captar el voto de los desfavorecidos, que es como nos llaman
ahora a los pobres. Digo yo y dicen ustedes ¿No sería más
decente y más honrado, en lugar de repartir limosnas y
caridades, buscar a los pobres un trabajo y hacer que se
ganen la vida dignamente?. Pero la moral del yogurín es
lacrimosa y oferta dinero a cambio de votos, cuando, los
españoles, prefieren dignidad, vergüenza, un curro honrado,
formación, aunque sea llevando al tipo a los cursos
apuntándole con un arcabuz, alfabetización obligatoria bajo
riesgo de sanciones y, en una palabra, promocionar a las
criaturas para que se hagan expertos en el uso y manejo de
la caña de pescar y comprendan que, quienes les ofrecen el
fatigoso trabajo de abrir la boca para introducir en ella el
pez, no les están haciendo un favor, sino
institucionalizando la pobreza y haciéndoles una inmensa
putada.
Por eso, un toque de populismo, es bien recibido en
cualquier programa, porque conlleva un mucho de acercamiento
al sentir popular y a los problemas que están a pie de
calle. Servidora, desde sus primaria acepciones, tan de
gramática parda, insiste e insistirá una y otra vez en la
imperiosa necesidad , no de “regalar” viviendas, sino de que
exista una Banca Nacional capaz de ofertar créditos,
microcréditos y préstamos hipotecarios a intereses justos y
reales, sin usura. Para competir con los tiburones
financieros que se forran los huevos a costa del
empobrecimiento y del endeudamiento de millones de
españoles. Liberalismo económico. OK. Pero siempre con
alternativas, porque, el liberalismo no significa dejar
indefensa a la población en manos de buitres, trajinosos y
revolvedores. (Hago un lapsus. ¿Saben de donde he extraído
la españolísima acepción de “revolvedor”? Pues de un poema
de mi adorado Gonzalo de Berceo, un poema que era un canto a
la Virgen y cuenta la historia de un campesino “revolvedor”
que muere, llegan, como siempre en el poeta riojano, los
demonios, pero como el revolvedor era devoto de María, Ella
le salva y espanta a los diablos). ¿Qué dicen? ¿Qué ese
calificativo de recia raigambre debería utilizarse para las
picardías sin fin de las compañías de telefonía? Sí.
Empezando por la “ofertas” de Telefónica. Unos políticos
populistas que den la cara por temas sencillos y corrientes,
pero capaces de amargarnos la vida. La publicidad engañosa.
La refinanciación de deudas sin importar embargos ni RAI que
supone una vuelta de tuerca en la usura.
La necesidad de disciplina y respeto estrictos en las aulas.
La rebaja de la edad penal a los dieciséis años como norma
disuasoria. Que en los calabozos de las comisarías y de los
juzgados haya higiene estricta, máquina de café y refrescos
y de sándwiches, porque, los detenidos pierden el derecho a
la libertad, pero no el derecho a estar limpios, beber,
comer y dormir como personas. Una pincelada de populismo,
que es una pincelada de humanidad. Por favor, no más de lo
mismo.
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