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El ‘cuarto pilar’ del Estado del
Bienestar, como lo ha dado en denominar el Gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero, la Ley de Dependencia o de
Autonomía Personal, fue presentada ayer en la ciudad
autónoma con el ambiente de las grandes ocasiones, tal como
se merece un proyecto que, de alcanzar los objetivos
marcados por la Administración, debería contribuir a
facilitar sensiblemente la vida de casi 2.000 personas en la
ciudad autónoma. La Ley es tanto más importante en tanto que
sus beneficiarios son, precisamente, aquellos que más lo
necesitan: los ciudadanos afectados por problemas de
movilidad u otras discapacidades y las personas mayores. En
suma, a aquellos que dependen de otros para su
desenvolvimiento cotidiano en casi todas las facetas de su
vida diaria.
El pasado 10 de mayo, el Consejo Territorial de la
Dependencia acordó destinar a Ceuta 266.657 euros de los 220
millones de euros que, como inversión adicional, el Gobierno
de la nación destinará en concepto de convenios para el
desarrollo del sistema en todo el país. Esta partida debe
contribuir efectivamente a completar las carencias de los
convenios plurianuales de la Ciudad Autónoma con el CERMI
(Comité Español de Representantes de Minusválidos) local,
cuya utilidad está fuera de toda duda y cuya efectividad y
mejora permanente durante los últimos años merece un
reconocimiento público.
Sin embargo, la Ley de Autonomía Personal puede y debe
mejorar la calidad de vida de muchos más ceutíes que
aquellos afectados por problemas de dependencia (unos 1.800
según el Imserso, casi medio millar de ellos en grado
severo). Las instituciones deberían empezar a pensar ya en
cómo preparar a los desempleados ceutíes para que estén en
disposición de cubrir los puestos de trabajo que generará
este nuevo nicho de empleo. Primero, para que todos los
jóvenes ceutíes que quieran desarrollar su vida en su ciudad
puedan hacerlo. Segundo, tal como está haciendo ya el Centro
Asesor de la Mujer con sus cursos de formación de agentes de
igualdad, para que los que desean buscar su futuro fuera de
la ciudad estén preparados para ello.
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OPINIÓN / EDITORIAL
