Las pisadas de Mariano Bertuchi en la ciudad autónoma
volvieron ayer, con la inauguración, en el museo de las
Murallas Reales, de la exposición ‘Escuela de Tetuán: 50
años de reflexión’, a dejar una nueva huella después de
tanto tiempo transcurrido desde que el célebre pintor
instaurase el centro preparatorio en la ciudad marroquí.
Cuatro artistas del primer movimiento, Ahmed Amrani, Romain
Ataalah, Saad Ben Cheffaj y Meki Megara, acompañaron a la
consejera de Cultura, Mabel Deu, para explicar el sentido de
una muestra antológica sobre su trabajo, símbolo de las
bases éticas y formativas de la escuela, y trasladar este
espíritu a futuras generaciones.
Junto a los pintores, miembros fundadores de la Escuela de
Tetuán, estuvo el comisario de la exposición, el cronista
oficial, José Luis Gómez Barceló, y la responsable de
Museos, Ana Lería. Durante el recorrido, el principal
autoanálisis de los cuatro artistas fue que “emergieron de
una generación puente entre las artes tradicionales y las
Bellas Artes”.
En común, observaron el aprendizaje en la escuela, “cuna del
Arte Contemporáneo” en su país; en base a “la transmisión
del saber a través de la enseñanza; la concepción del arte
como una idea y unas reglas de trabajo basadas en la
búsqueda, la reflexión y el rigor”.
Los cuatro autores criticaron “la deriva” a la que se ha
sometido el Arte Plástico en Marruecos “por marchands
incompetentes, apoyados por críticos e historiadores de arte
autoproclamados”. En este sentido, todos han ejercido la
labor docente durante algún tiempo de su carrera, por esta
razón, subrayaron la necesidad de emprender acciones
artísticas, pedagógicas, sociales e interactivas “favorables
a la re-escritura” de una nueva historia del arte en el país
vecino.
Quién es quien
El crecimiento artístico de los cuatro pintores se deja ver
en la exposición. Así, el expresionismo de Amrani, tal como
indica la experta Clara Miret, “se desplaza ahora hacia
nuevas sensaciones, quizá surrealistas, con el collage, el
gesto, las transparencias y el color”. Por su lado, Ataallah
“transita por postulados que remiten a la estética Pop,
desde la abstracción pura del signo geométrico, una
evolución al ritmo depurado y sensual de la figura femenina
en sus últimas composiciones”.
De Cheffaj comenta como “retoma soluciones plásticas
anteriores a su etapa realista, invitando al espectador a
reconocer sensaciones que le son familiares. Rojos, azules,
tierras, Creta, Mediterráneo. Para acabar en Megara, de
quien subraya que “no ha cesado en su empeño de recorrer
entornos informalistas, donde materia e imagen se cohesionan
a través de las tensiones que provocan”.
Una nueva pisada a la historia de Marruecos desde el ojo
clínico de cuatro artistas.
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