Thomas Viloteau (París, 1985) ha conseguido, después de
ganar el ‘Guitar Foundation of America Competition 2006’, en
Atlanta (Georgia), grabar un disco en Toronto (Canadá) que
le llevará por toda América del Norte para hacer una gira de
más de cincuenta conciertos, después del verano. Joven y
nómada desde los quince años, asume que los aviones son
“desde hace años”, su segunda casa. Y precisamente su ‘otro
hogar’ fue el que le trajo hasta España para ser, ayer, el
protagonista de la IV Semana Mediterránea de la Cuerda.
A un mes de acabar definitivamente sus estudios de formación
de guitarra clásica en Paris, se plantea el futuro con
tranquilidad. Primero, el verano. “Iré con un amigo a ver un
concierto del famoso guitarrista Tommy Emmanuel a Polonia”.
y subraya la idea de tranquilidad porque “un guitarrista que
se centra en ganar concursos, acaba perdiendo su esencia”.
Hasta ahora, no hacía más de 15 recitales anuales, pero el
premio le llevará un poco más lejos. Desde los doce años
lleva implicado en el mundo de la música “por aburrimiento,
vivía en un pueblo en el que no había nada que hacer”. Y
precisamente por eso, no se ha cerrado a la línea clásica.
Guitarra acústica y eléctrica también tienen un hueco, tal
como demuestra la banda de música que tiene con sus amigos
en París, con los que trata de emular a gente como “Pink
Floyd o Radiohead”.
No se considera ambicioso, pero reconoce tener suerte de
haber podido llegar “hasta Australia” gracias a la guitarra.
Un instrumento que, en su opinión, genera diferencias entre
hombres y mujeres: “no tengo claro porque, pero la mayoría
de chicas que conozco, tocan como si fuesen hombres, no le
dan su punto, pocas son femeninas cuando tocan”. Con dos
profesores, Roland Dyens y Jodicael Perroy, Viloteau se
prepara para coger muchos más aviones.
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