No hay que ser politólogo ni
analista para saber que hay tres maneras de votar, según le
salga de la ingle a cada cual. A saber, se puede deslizar la
papeleta en la urna, previa presentación del DNI eligiendo a
la persona , a la opción política o, cuando se tiene la
suerte de que ambos, persona física e ideología presentan
iguales méritos y se aglutinan en un “todo”, al candidato
ideal.
Estamos los de la derecha neocon, sin complejos y bastante
farrucos, que votamos la no-izquierda, aún con la pena en el
alma del batiburrillo de calificativos con los que, a lo
largo del tiempo, se ha venido definiendo el PP
“centro-reformista-liberal-progresista” ¡Sandeces! Los
votantes del PP somos la derecha moderna e intelectual que
seguimos a los nuevos filósofos y consideramos a los
descendientes del telarañoso marxismo, unos auténticos
cursis de moral lacrimosa y onegetista , tendentes a un
Estado asistencialista donde es más interesante y lucrativo
subsistir a fuerza de subsidios y ayudas que levantarse
todas las mañanas a las siete y ponerse a currar para
ganarse la vida con dignidad.
Para servidora que, las izquierdas, con su moral stanilista,
han pasado de los valores a la moralina y al buenismo más
ñoño, como cuando la candidata socialista francesa, Segolene
Royal, finalizaba un mitin plañendo almibaradamente “¡Y
ahora cojámonos las manos y amémonos!” Vergüenza ajena me da
recordar tanta cursilería politiqueril. Y enfrente el
emigrante judío Sarkozy clamando que, quien no ame a Francia
mejor hará en largarse y que acabará con la delincuencia con
tolerancia cero. ¡Ele ese Sarkozy!
Pero, a lo que iba, que ustedes tienen suerte porque su Juan
Vivas está, la criatura, muy bien valorada, estupendamente
valorada y encima representa la ideología que, con sus más y
con sus menos, planta cara al “todo vale” de la progresía
laicista de la moral del buenismo-copa de chocolate y nata
de Danone-cortinas de humo en tertulias de casquería cuando
acechan los problemas. En Málaga no tenemos tanta suerte y
no es que el candidato Paco de la Torre sea un mal hombre,
solo que no ha sabido, no ha podido o no ha querido, poner
coto a la terrorífica especulación inmobiliaria y los
malagueños vemos subir precios, bajar calidades y que las
promotoras ya están ofertando pisos de treinta metros a
precio de auténtico oro. Yo votaré, no a de la Torre, sino
al PP de José María Aznar.
A no ser que, de la Torre pida perdón a los malagueños por
haber tratado, por lo bajini, de recalificar el pulmón verde
del monte de Gibralfaro para que, la inmobiliaria Aifos
construyera diez villas de gran lujo, alegando encima el
edil que, la recalificación ,era por “el bien común”
olvidándose de añadir que el bien común era el de los
millonarios que adquirieran las mansiones en un entorno
privilegiado y el de los promotores gente, constructores y
demás tiburones que se iban a forrar. Y tuvieron que ser los
pobrecillos de IU que, en Málaga son una buenísima que tira
para ecologista y antiespeculación, los que denunciaran al
alcalde ante la Fiscalía .
Yo no puedo votar a de la Torre, para darle el mando mejor
voto directamente a algún sagaz promotor inmobiliario o al
hortera que diseña los horrorosos edificios modernos,
hormigón y cristal, que parecen naves industriales o al
cerebrito que arrancó los árboles centenarios del parque
para sustituirlos por raquíticos y carísimos árboles
importados de Italia ¿A que, en Málaga, se hacen cosas
extrañísimas?
Y, encima, los ciudadanos, si queremos quejarnos y reclamar
no tenemos más remedio que acudir al Diario Sur a una
sección que se llama “El teléfono del lector” que es la que,
los políticos consultan a diario para palpar el sentir
popular. En mi caso voto opción de no izquierdas, que no al
candidato, por mí como si ponen a un mandril porque, ni ese
ni el humano van a erradicar la especulación y la pobreza.
Ustedes tienen suerte.
No voy a dirigir a Vivas esos encendidos elogios, que llegan
a causar rubor por lo cortesanos, sino a decir que , desde
siempre, le tengo calificado como un encantador de
serpientes, imbatible en las distancias cortas y encima, no
ha arrojado la ciudad a los brazos de los especuladores.
¿Quién da más?
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