¿Han andorreado últimamente por
Internet? Pues habrán visto proliferar las páginas
libertarias, de lo más granado de cada ordenador en plan
“¡Todos con la Pantoja!” Ha bastado que los cuatro mierdas
de las tertulias televisivas se hayan ensañado haciendo
sangre de la tonadillera para que , esta, se convierta en un
símbolo y su defensa apasionada sea “lo más” de las
trasgresión y del antisistema de postín. Porque ya saben que
existen dos tipos de antisistemas: los maverick, que es
palabra acuñada por el cineasta Orson Welles cuando fue a
recoger un premio cinematográfico y se autodefinió como
“maverick” es decir “anti” pero jamás marginal, con un
toquecillo de intelectualismo chic y discutidores en plan
demoledor de las miserias del Sistema al que se aspira a
cambiar desde la excelencia y la superioridad espiritual. El
resto de los antisistemas, los pelúos y demás, son gentuza y
hay que desempolvar la “Ley de vagos y maleantes” para
ponerles a revolverse haciendo autopistas o reforestando
montes baldíos.
¿Qué dicen? ¿Qué no es políticamente correcto desempolvar
leyes similares? Vale. OK. Será que ustedes simpatizan con
los vagos y los maleantes y que son, por cierto, una especie
de indigentes morales, dicho sea con todo respeto, sin
ánimos de señalar y desde el axioma de que “mano blanca no
ofende” aunque, si alguien se ofende puede masticar un
trankimazin y paliar la ansiedad con el amargor de la
pastilleja bajo la lengua.
Lo cierto es que, servidora, es muy pantojista, que es ser
muy postinera y persona de orden, abrevio: la derecha está
abrumadoramente con la tonadillera porque, el caso Malaya,
tiene más sombras que luces y, sin ser conspiranoicos, esto
atufa a conspiración y a teatro oportunista de títeres.
Problemón nacional: se tira del hilo, se encarcela a un
pepito o a una marujilla, se acreditan quinientos
periodistas para presenciar el trasiego de furgones de
presos y se nos olvida el problemón. Es más, es tal el
desencanto nacional que aspiramos malvadamente a que algún
poderoso meta otro patón para que se de una vuelta de tuerca
y nos ofrezcan más casquería de calabozos inmundos,
detenidas destrozadas, honores pisoteados y muertes civiles.
A grito limpio por cierto. Si de la Malaya se hablara con
mesura y contención sería un muermo y nos enrrabietaríamos
ante la torpeza gubernamental en todos los temas.
Por cierto, pido una información, he leído en algún lugar,
creo recordar, que la socialista Leyre Patín ha regalado un
puñado de miles de euros, una cantidad terrorífica. ¿Qué
dicen? ¿Qué si es para los pensionistas de pagas de
trescientos euros? No majetes es, nada más y nada menos que
¡para la promoción del cine africano!. ¿Qué si estoy de
coña? No. Les juro por mis muertos que lo he leído en algún
lugar, pero como me parece tan inmoral, con nuestros ocho
millones de pobres, me parece tan terrible la noticia,
pienso que puede ser un bulo o una morisqueta de algún
informador desaprensivo que quiera echar leña al fuego. Por
eso quiero que alguien me rectifique si me equivoco y ruego
estar equivocada. ¡Cine africano! ¡Nuestros pobres dineros
para que los africanos hagan cine!.
Nada. Soy pantojista. Siendo pantojista quiero dar
testimonio de mi rebeldía, de mi disgusto, de mi desacuerdo
con tanta iniquidad y tanto mamoneo. Además, la sociología
del pantojismo nos describe como auténtica gente de raza,
muy de la Iberia vieja, numantinos y apasionados,
sensibleros y montaraces. Tal como somos, que no en la
basura moral en la que nos quieren reciclar. Pantojismo son
valores patrios. ¿Qué que hay del blanqueo?. Vale. ¿Y que
hay de los dineros para los presos y los familiares de ETA
para que se paseen por las cárceles? ¿Quién paga a los
escoltas del asqueroso de Juana Chaos y como se llama pagar
para que no incomoden a un asesino múltiple? Blanqueo.
Mamoneo. Mejor nos callamos y no removemos la putrefacción,
porque, las moscas verdes nos pueden picar.
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