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cultura - LUNES, 14 DE MAYO DE 2007


Abdelá Taia. CEDIDA.

reportaje / literatura
 

“Marruecos es maravilloso, pero puede convertirse en una prisión”

El escritor marroquí Abdelá Taia, primero en declarar públicamente su homosexualidad en el país Alaui, ha presentado recientemente ‘El ejército de salvación’, su última novela
 

CEUTA
Cristina Rojo
local
@elpueblodeceuta.com

Las barreras psicológicas, e incluso físicas, no son algo que asuste al escritor Abdelá Taia. Este joven nacido en el modesto barrio de Salé (cerca de Rabat) en Marruecos, se convirtió hace algo menos de un año, en el primer marroquí que reconocía públicamente su homosexualidad.

Antes de él, solo el también escritor Rachid O. se había confesado homosexual, aunque no llegó a revelar su apellido completo. “Rachid firmaba con la primera letra de su apellido, pero nunca dio a conocer su identidad completamente” dice Taia, que reconoce su admiración por este predecesor marroquí. “Los libros de Rachid fueron muy importantes para mí, los leía y pensaba en lo increíble que era que alguien hablara de temas tabú como la homosexualidad entonces. Siempre me sentí emocionado a leerle”.

Ahora, es Taia quien levanta revuelo entre sus lectores, y suma amigos que, tras leer sus libros, se ponen en contacto con él para agradecerle sus palabras liberadoras. Porque de libertad es de lo que trata la escritura de Abdelá Taia, él mismo reconoce que escribe en francés porque se siente “más libre” y que sólo en esta lengua ha conseguido “conocerse a sí mismo” y “expresarse sin barreras, completamente libre”.

Abdelá presentó la semana pasada su último libro “El ejército de salvación” en Barcelona y Madrid. Su tercera novela habla, como las anteriores, de su vida y sus experiencias personales, mientras expone una visión crítica del mundo occidental y sus prejuicios, en especial la hipocresía de la sociedad de Marruecos. “No he escrito ninguno de mis libros para decir : aquí estoy, me llamo Abdelá, soy marroquí y soy homosexual. Mi novela trata sobre un joven que trata de descubrirse a sí mismo y sus vivencias en el viaje que le lleva a occidente buscando su libertad”.

La editorial Alberdania ha sido quien ha apostado por traducir a este joven escritor, y ha traducido su novela tanto al castellano como al euskera, que ya está en la calle desde el 4 de mayo pasado.

Tan cerca y tan lejos

Europa ha proporcionado a Taia la oportunidad de desarrollarse como escritor, y según confiesa, no tiene planes de marcharse por el momento. “Me encanta la vida en París, ir a los museos, al cine, pasear a tus anchas por la ciudad ... París es una ciudad que estimula tu intelecto continuamente y , aunque vivo en soledad, me ha ayudado a conocerme a mí mismo, escapando de la prisión que puede llegar a convertirse Marruecos en ocasiones.”

“Amo a mi país, y no reniego de él, pero si eres homosexual allí, más te vale mantenerte en silencio”. La mayoría de los homosexuales de Marruecos viven una doble vida, y la sociedad oculta el hecho de que son parte de la sociedad, ignorando su existencia o no reconociendo que están ahí.

La homosexualidad, considerada un delito en Marruecos , está penada con penas de seis meses a tres años de cárcel. Pero lo peor no es lo que dice la ley, sino la presión que ejercen grupos islámicos extremistas, que someten a vergüenza pública a los homosexuales, como el reciente caso de un estudiante universitario de Fez, que fue ridiculizado y expulsado violentamente de la residencia universitaria donde vivía por un grupo de unos 400 islamistas maduros.

Aún así, los libros de Taia no han suscitado de momento reacciones hostiles hacia el autor, que reconoce sentirse protegido por el francés. “Cuando hablé públicamente sobre mi homosexualidad en aquella presentación [de uno de sus libros] estaba realmente asustado. En Marruecos te enseñan a tener miedo dentro de cuerpo desde pequeño. Te inculcan temor a ser mal visto, a tener vergüenza.”

El escritor explica así que, una vez que comenzó a escribir en francés, comenzó a conocerse a sí mismo, sin las presiones familiares o sociales impuestas, y fue entonces cuando se dio cuenta de que no podía seguir ocultando su verdadera identidad. “Era superior a mis fuerzas, no quería mentir y acabar esquizofrénico como los demás”.

Taia sabe que su familia probablemente no llegará nunca a comprenderle, a entender por qué dio aquel paso por el que hizo pública su homosexualidad. “Para ellos fue un escándalo, algo que les hizo verme como a un extraño al que no lograban entender”- afirma- . Pero también piensa que su país está cambiando, y que poco a poco se está llegando a objetivos nuevos, con la libertad como límite.

Hasta que ese cambio llegue a su amada tierra, Abdelá Taia es feliz en la ciudad de la luz, y piensa seguir escribiendo en la lengua de Molière mientras disfruta de su recientemente hallada libertad.
 

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