Cruzar el Estrecho de Gibraltar en la línea de transporte
marítimo que une Ceuta con la península a través del puerto
de Algeciras con tarjetas de embarque emitidas a nombre de
otra persona (o lo que es lo mismo, bajo una identidad
falsa) y beneficiarse sin merecerlo de la subvención del 50%
del precio del pasaje que el Estado abona a los residentes
en la ciudad autónoma sigue siendo un juego de niños. Lo
mismo puede decirse de embarcar con un vehículo en
cualquiera de los buques de las cuatro navieras que operan
en este trayecto sin atravesar un solo control policial, no
ya bajo la supervisión de perros del Servicio Cinológico de
la Guardia Civil, sino sin que siquiera llegue a verte a la
cara ni la documentación un miembro de los Cuerpos de
Seguridad del Estado, especialmente si uno embarca hacia
África desde Algeciras.
Todo ello a pesar de que a mediados de diciembre del año
pasado la Delegación del Gobierno en Ceuta reconoció que,
según los datos recopilados tras la intensificación de los
controles de identidad en el puerto de la ciudad, el 60% de
los viajeros de la línea viajaban con billetes emitidos a
nombre de residentes para ser utilizados por quienes no lo
son. Teniendo en cuenta que cada pasaje entre Ceuta y
Algeciras cuesta alrededor de 30 euros, el fraude al Estado
asciende a esa cifra por cada viaje de ida y vuelta.
Y, lo que a juicio del diputado en el Congreso por Ceuta
Francisco Antonio González Pérez, es más grave, que la barra
libre del transporte en el Estrecho sigue abierta a pesar de
las amenazas directas vertidas por altos mandos de Al Qaeda
sobre Ceuta y Melilla a las que el Juez de la Audiencia
Nacional dio verosimilitud hace apenas un mes, cuando dijo
que ambas ciudades podrían ser “el siguiente paso” de los de
Osama Bin Laden.
Desde que se activó el nivel 2 de alerta antiterrorista en
toda España con motivo del inicio del juicio por los
atentados del 11-M González Pérez ha acusado en reiteradas
ocasiones al Gobierno de no ser capaz de garantizar la
seguridad en Ceuta y Melilla. “Tras las amenazas de Al Qaeda
el Gobierno no ha respondido como le han exigido hasta los
propios sindicatos policiales”, critica el parlamentario
ceutí, quien también advierte del “grave perjuicio
económico” que podría causar a la ciudad autónoma “el clima
de tensión y alarma social que se ha generado en las últimas
semanas”.
Según sus denuncias, aunque en Ceuta la dotación policial se
ha reforzado, según detalla la propia Delegación del
Gobierno, con varias unidades de la Unióad de Intervención
Policial (UIP) y ha aumentado el número de efectivos en
varios departamentos como Inteligencia y Documentación, a
juicio de González Pérez “en el puerto de Algeciras se sigue
echando en falta más vigilancia”, máxime si realmente el
Ejecutivo de Zapatero se ha “tomado en serio” las
informaciones que apuntan a que un atentado en un barco
sería “el sueño” de Al Qaeda. “No se está tomando en serio
la amenaza terrorista sobre Ceuta y Melilla”, critica
González Pérez, quien ha recordado que “el peligro no tiene
que venir obligatoriamente desde Marruecos.
Este fin de semana, EL PUEBLO tuvo la oportunidad de
constatar directamente lo exiguo de la vigilancia policial
sobre la línea marítima. Como desde diciembre la Delegación
del Gobierno, Capitanía Marítima y la Autoridad Portuaria
recuerdan periódicamente que se practican “controles
aleatorios” de identidad y para prevenir contratiempos es
mejor adquirir los pasajes en una agencia de viajes.
Otra identidad sin problemas
Sin ser tan evidente como lo era hasta el pasado otoño, con
una mínima relación de confianza en muchas te expiden sin
problemas billetes a nombre de residentes. Si uno lleva el
ticket personal con el que posteriormente se justifica la
bonificación aplicada al Estado, mejor que mejor. Si no, es
la propia agencia quien lo facilita con dos precauciones:
que el sexo del pasajero corresponda con el del fiador de
identidad y, dada la pluralidad social local, que un rubio
de ojos azules no vaya a recibir un pasaje con nombre árabe.
Con el billete en la mano se puede optar por embarcar a pie
o en vehículo. A pie los controles son más rigurosos, tanto
sobre el equipaje como sobre los viajeros. En un vehículo
(la opción escogida) es mucho más sencillo. En taquilla, el
empleado toma los billetes y entrega las tarjetas de
embarque sin más preguntas. Las amenazas y agresiones
“frecuentes” según los sindicatos y “esporádicas” según
Delegación que los trabajadores de las navieras padecen a
manos de los pasajeros que no aceptan su negativa a entregar
tarjetas a nombre de otro individuo “no invitan precisamente
a ser demasiado exhaustivos”, según fuentes del personal.
Para la UGT, el problema es más agudo porque ese colectivo
“hace una labor de controladores de las bonificaciones
públicas minimizando el fraude y ahorrando ingentes
cantidades a la Administración trabajando indirectamente
para ella”. Por eso, el sindicato reclama que los
Ministerios de Fomento y Hacienda se impliquen para evitar
“la consecución de fraudes a la Hacienda Pública o la
usurpación de identidades cometiendo delitos tipificados en
el Código Penal que se están pasando por alto”.
Desde Ceuta, el pasajero embarca con identidad falsa pese a
que, a pie del ferry, y tras pasar la oportuna inspección
del perro detector de droga (los especialistas en detección
de explosivos llegaron hace pocas semanas y se encuentran,
sobre todo, en la frontera del Tarajal), un policía nacional
pide la documentación de los ocupantes del vehículo. Sólo la
documentación, por lo que el fraude pasa por alto. Cincuenta
minutos después y ya en la península, la Guardia Civil
registra aleatoriamente los vehículos que salen del puerto.
Ningún control en Algeciras
De regreso hacia Ceuta, un puesto de vigilancia de la
Guardia Civil sirve de pórtico a los terrenos de la
Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras. Nada. Los
efectivos de la Benemérita de Servicio se afanan en el vial
de salida en la inspección de un camión de gran tonelaje.
Adelante.
La Federación Sur de la Asociación Unificada de Guardias
Civiles (AUGC) ha criticado en infinidad de ocasiones lo
“mal repartidos” que están sus controles, que todo lo
relacionado al tráfico de hachis (Marruecos es el primer
productor mundial de resina) se confía al puerto de
Algeciras y que la droga circula por la ciudad autónoma sin
cortapisas, que la prioridad es “que no entre costo en la
península”.
A falta de 40 minutos para la salida del último ferry del
día, que parte a las 22.00 horas desde Algeciras, una
pequeña hilera de vehículos (nada que ver con las que se
generan durante los fines de semana y ‘días punta’ de julio
y agosto, meses en los que más de 700.000 coches y casi 3
millones de magrebíes utilizarán la ruta durante la
Operación Paso del Estrecho) aguarda la apertura de las
taquillas.
Diez minutos antes de la hora de partida, otro empleado de
las navieras entrega las tarjetas de embarque para el viaje
de vuelta. Justo debajo de su ventanilla existe un cartel de
Capitanía Marítima local en el que se “recuerda” a los
viajeros la obligación de presentar su documentación oficial
para ser cotejada con su billete por los operarios.
Campaña informativa
Es una campaña muy similar a la que todos los agentes
públicos y privados implicados en el transporte marítimo en
Ceuta pactaron difundir en los medios y a través de las
agencias de viajes para “informar” a los usuarios de su
deber de no estafar al Estado con las bonificaciones. Aún no
se ha puesto en marcha pero dado que la sanción que se
impone a los sorprendidos en el fraude consiste en volver a
la taquilla y abonar la diferencia de precio con un billete
no subvencionado se otorga poca efectividad.
“Son delitos que deben sancionarse de oficio porque además
pueden tener sus consecuencias en la seguridad de los
buques”, consideran en la Federación de Transporte,
Comunicación y Mar de UGT-Ceuta, cuyos responsables han
exigido a la Delegación “que no minimice el problema
proponiendo seguridad privada” y que los pasajeros “no se
vayan de rositas para intentarlo media hora después en otra
compañía”.
Superado el trámite en la taquilla de la naviera, nadie más
vuelve a requerir a los pasajeros más que para cortar los
cartones de sus tarjetas de embarque. Otra vez en el mar y
cerca de la medianoche, una pareja de la Guardia Civil
solicita aleatoriamente a los pasajeros de algunos vehículos
su documentación. Tampoco.
En un comunicado oficial remitido a través del gabinete de
prensa de la Delegación la Guardia Civil ha subrayado esta
semana que son los trabajadores de las navieras quienes
“deben comprobar en el embarque la identidad de las
personas” que utilizan la línea de transporte y ha asegurado
que “ninguna unidad andaluza cuenta con más canes detectores
de explosivos” que la encargada del puerto.
Además, la Benemérita pidió al diputado ceutí “máximo
respeto y mesura en el tratamiento de temas tan sensibles
como la seguridad”, ya que a juicio del Instituto Armado no
está bien “especificar los medios concretos con los que se
cuenta por parte de la Guardia Civil”. “Desde el
establecimiento del nivel 2 por esta Comandancia se vienen
cumpliendo todos los objetivos que le han sido encomendados
en la forma establecida en la citada instrucción, lo que
supone un esfuerzo adicional en la utilización de los
recursos disponibles en la unidad”, dejó claro.
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