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Es difícil imaginar en ninguna
otra instalación portuaria de España la presencia de
personas que subsistan en las escolleras de los espaldones
de los brazos de muelle que protegen el interior de los
puertos. Y aún es menos imaginable que se permita presencia
de personas entre las tuberías que conducen productos
derivados del petróleo para ser el medio de avituallamiento
de fuel o gasoil de buques amarrados dado el ‘estratégico’
control que debiera realizarse en tan importante
infraestructura.
No es imaginable. Es impensable pero… sucede en Ceuta a
diario. La Guardia Civil hace batidas periódicas, ‘limpia’
el espacio de irregulares en las escolleras, pero aún así
parece que no vale simplemente con esto.
Argelinos, marroquíes y algún que otro asiático subsiste
[para qué estará el CETI] en los aledaños de la playa de
Benítez limítrofe con las obras de ampliación del muelle de
Poniente. Es una constante, se sabe que siguen ahí, pero aún
así se permite. No parecería [si hubiese verdadero interés
en ello] muy complicado blindar el acceso a la zona. Momento
en el cual pudiera salir aquello de la falta de medios
humanos para realizar tanta labor en una ciudad fronteriza
como ésta en la que, sin embargo, la experiencia indica que
es considerada para efectos de dotación de medios en
seguridad como una ciudad más de 75.000 habitantes. Y, menos
mal, que por las circunstancias de alerta de nivel 2
antiterrorista, se cuenta con algo más de presencia policial
que se aprecia como insuficiente atendiendo a hechos como
los descritos al inicio.
No debiera permitirse, porque no se permitiría en ningún
otro lugar similar de España, que las escolleras de Poniente
se convirtieran en la ‘ciudad del inmigrante’, un submundo
permitido con cierto aderezo de irresponsabilidad por las
administraciones o instituciones que deberían velar por
erradicar esta nueva forma de vida irregular, por todo lo
que ello supone en un lugar de protección estratégica como
debería considerarse el lugar por donde fluyen los
combustibles diariamente además de otros elementos de
vitualla.
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OPINIÓN / EDITORIAL
