Imaginen que por arte de
birlibirloque yo he tenido una conversación con Fabio
Capello. Que he charlado con él pocas horas después del
triunfo obtenido por el Madrid ante un gran Sevilla. De
entrada les digo que el técnico estaba contento. Aunque
conviene destacar que sigue fiel a su carácter romano: sólo
trabajando con eficacia puede que se obre el milagro. Porque
de milagro podría catalogarse que el Madrid ganara la Liga.
Fabio Capello se sincera: reconoce que la plantilla se hizo
a la carrera. Debido a los problemas derivados de las
elecciones presidenciales. Y bajo esa situación de premura,
optó por vertebrar al equipo con un central, dos volantes
fornidos y un delantero centro de reconocida categoría.
Se declara culpable de haber accedido a la petición de
Ramón Calderón, cuando éste le rogó que no pensara en el
fichaje de un guardameta que pudiera molestar al icono del
madridismo: Iker Casillas. Incluso piensa que es una
injusticia que no haya jugado Diego López. Cuyo
traspaso, caso de producirse, sería un grave error de la
secretaría técnica.
Asume, pues, su falta de valor. Si bien como atenuante alega
que de haber concedido la titularidad a DL el grupo Prisa le
habría perseguido a él con más saña y ello hubiera redundado
aún más en contra del equipo. Y decidió aguantarse con un
mal asumido antes que procurar otro mayor.
En lo tocante a Ronaldo, y su amor por la vida
muelle, por no decir licenciosa, comentó que era un mal
ejemplo que empezaba a ser la perdición de otros jóvenes de
la plantilla. Y dice que anduvo más tiempo de lo debido
tratando de que volviera al redil. Pero todo fue en vano.
Por Raúl siente afecto. Ya que fue una pieza clave
durante su primera estancia en el Madrid. Ahora bien, le
duele reconocer que ha envejecido como futbolista antes del
tiempo previsto. Un gran problema para la entidad. Porque de
Raúl sí piensa que se ha ganado el derecho a ser tenido como
un símbolo blanco.
De Guti, tan vilipendiado hace varias temporadas por
los mismos que ahora hablan de él cual genio, destaca su
calidad, su irregularidad y, sobre todo, su escasa o nula
participación cuando el balón está en poder de los
contrarios.
Habla de la cuesta descendente de Michel Salgado e
Iván Helguera. Y hace hincapié en que no darán más de
sí. En lo tocante a Cassano, no avalado por él,
lamenta su forma de ser. O sea, que se distingue por un
comportamiento incorregible. Con esa plantilla, hecha
deprisa y corriendo y en la cual faltaron jugadores que él
deseaba, se vio sorprendido por un bajo rendimiento de
Emerson. Mucho mejor futbolista de lo que ha demostrado
hasta ahora. Diarrá ha tardado también en adaptarse.
Y, desde luego, comprende que el rendimiento de Cannvaro
ha sido muy bajo. Por razones varias. A pesar de todo, FC
piensa que ha conseguido que el equipo crea en sus
posibilidades. Y está convencido de que físicamente
atraviesa un momento cumbre. Lo cual unido a que le ha sido
posible recuperar el espíritu de bloque, le permite soñar
con desbancar al Barcelona del primer puesto.
De cualquier manera, el italiano, persona rigurosa y
disciplinada, no olvida el ensañamiento del cual está siendo
objeto, mayormente, por parte de los periodistas
pertenecientes al grupo Prisa. Y está enterado del daño que
dos argentinos, protegidos por la gran empresa periodística,
le están haciendo al Madrid con tal de que él no consiga el
título. Jorge Valdano y Ángel Cappa están
deseando que él diga blanco para decir ellos negro. Uno,
tras esta charla por arte de magia, está convencido de que
Fabio Capello le enseñará el culo a los periodistas, si gana
la Liga, reforzado con una peineta marca Luis Aragonés.
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