A María Antonia Palomo se le nota
muchísimo cuando está embargada por la emoción. Sea ésta de
alegría, pesar o ansiedad. El lunes pasado, aunque me saludó
brazo en alto desde lejos, comprendí que iba alterada de
satisfacción. Era toda animación y risa. Lo denunciaban sus
andares, y la manera de gesticular mientras paseaba con sus
acompañantes.
Tan excelente estado de ánimo de AMP, tenía su razón de ser
en la reciente visita de Mariano Rajoy a Ceuta. Y es
que ella, que había sido tan criticada como denunciada ante
la Junta Electoral de Zona por haber incurrido en el error
de pedir el voto antes de tiempo, se encontró conque el
presidente del PP metió también la pata. Puesto que al
hombre se le ocurrió hacer lo mismo a favor de Juan Vivas.
La secretaria general de los socialistas de Ceuta reconoció,
cuando la visita de la ministra Cristina Narbona, que
su yerro se había producido por haber vivido el
acontecimiento como uno de los días más felices de su vida.
Que estaba tan emocionada, durante el acto de presentación
cual candidata, junto a su amiga la ministra de Medio
Ambiente, que no pudo aguantarse... Y, claro, se saltó las
normas a la torera.
Por tal motivo, la candidata a la presidencia de la Ciudad
sirvió de mofa y fue breada por sus adversarios políticos.
Amén de denunciada. Y hasta pagó los vidrios rotos por unas
declaraciones hechas por Rodríguez Zapatero, tan
injustas como improcedentes, advirtiendo de que en Ceuta y
Melilla podría haber pucherazo electoral.
Me consta que MAP lo pasó muy mal. Y ni siquiera su
exuberante vitalidad le impidió derrumbarse unos días. Pero
ha tenido que ser el jefe de la oposición del PP, parece
mentira, quien le haya dado la posibilidad de venirse arriba
nuevamente. De ahí que el lunes, tras denunciar a MR,
anduviera por la calle pisando firme y repartiendo sonrisas
a granel.
En el PP, en cambio, no ha sentado nada bien el que a su
presidente se le fuera la olla durante su discurso. Puesto
que el hecho, si bien carece de importancia, sirve para que
los socialistas pongan a parir a Vivas y, sobre todo, a
Gordillo. Y es que donde las dan las toman.
A mí me vale lo ocurrido, sin embargo, para recordar que JV
no necesita que los políticos de Madrid vengan a decir lo
que todos sabemos aquí: que es la persona más idónea,
actualmente, para seguir siendo presidente de esta tierra.
Tampoco era conveniente destacar, ahora, las posibilidades
con que cuenta para ser ministro. Y, desde luego, no cabía
pedirle el voto de los ciudadanos fuera de tiempo y con el
antecedente habido ya.
La campaña de JV está hecha. No cabe más que mantener el
sentido común durante veinte días, por parte de quienes lo
rodean. Y es ahí donde Pedro Gordillo deberá hilar
más fino que ningún otro político popular. Y las razones son
claras: al presidente del PP en Ceuta, y futuro
vicepresidente del Gobierno, cuando se le calienta la boca
sube el pan. Lo cual estará muy bien visto entre sus
seguidores; ese clientelismo que surge alrededor de quien
cuenta en el partido con esa simpatía que otorga poder
conceder prebendas y canonjías. Mas sienta como un tiro
entre cuantos votan a la persona: en este caso a Juan Vivas.
Es verdad que sacar 19 escaños, por segunda vez, es tarea
complicada. Por más que el candidato sea quien es. Pero no
se trata de batir ningún récord, sino de conseguir una
mayoría que el PP tiene a su alcance. Por consiguiente, está
muy bien que los primeros espadas del partido arriben a
Ceuta y se den un garbeo por sus calles. Pero deben llegar
con la papeleta bien aprendida. Aquí la figura es Vivas. Y
éste, en estos momentos, se sobra y se basta con su forma de
ser para ganar las elecciones. Y es algo que tiene asumido
hasta María Antonia Palomo.
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