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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Jesús, Qumrán y Benedicto XVI
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Voy a situarles: Jesús, el Profeta (el “Hijo de Dios” para los cristianos); Benedicto XVI, el Papa católico, según el Anuario Pontificio “el vicario de Jesucristo”, por extensión el representante de Dios en la Tierra; y Qumrán, cerca de la bíblica Jericó, unas modestas ruinas pero de capital importancia para la investigación judeo-cristiana localizadas en un emblemático lugar a la orilla del Mar Muerto, cuyo acontecer se remonta al Israel histórico (porque, ¿saben?, Israel tiene miles de años de historia) y cuyos restos pueden visitarse aun hoy en día.

Saco esto a colación para llamarles la atención sobre el voluminoso volumen (hay otro en marcha) escrito por el teólogo Ratzinger, actual Papa Benedicto XVI, dedicado a la carismática figura de “Jesús de Nazaret” y que el pasado 13 de abril fue presentado en el Aula Sínodo del Vaticano. Como advierte su autor se trata de una obra privada, sujeta por tanto a la legítima crítica. Benedicto XVI intenta armonizar lo que ya a comienzos del siglo XX intentó Maurice Blondel: aunar el dogma cristológico con el Jesús histórico. Obra de doble interés, tanto por la temática abordada como por la indudable calidad y rigor del autor, presenta no obstante un punto de partida metodológicamente obscurantista, pues como reconoce el propio Papa “la interpretación de las Escrituras no puede ser un asunto puramente académico y no puede ser relegado al ámbito puramente histórico”. ¿Entonces…?. Porque Benedicto XVI asume, por otro lado, la veracidad histórica de los Evangelios incluso el cuarto, el esotérico, el atribuido a Juan.

Parece que en la obra (hablo por reseñas, todavía no he podido echarle el diente) Benedicto XVI se pronuncia sobre dos enrevesados asuntos, uno de los cuales ha propiciado ríos de tinta… y de sangre:

a) La presunta ejecución de Jesús, no por motivos políticos sino por acusación de blasfemia, lo que llevó aparejado la inoportuna y gravísima acusación de deicidio.

b) El contexto esenio de la figura y doctrina de Jesús, polémico aspecto que hasta el momento no parece nada claro.

Después de haber subido a vivaquear en Masada por el “Sendero de la Serpiente”, tuve ocasión de pasar un tiempo en las inmediaciones de Qumrán para, finalmente y después del trote, descansar unos deliciosos días en el oasis y reserva natural de Ein Guedi. Les hablo del verano de 1987… Si tienen la oportunidad les invito a un iniciático viaje, de crecimiento personal. Se harán más maduros y tolerantes, comprendiendo entonces muchas cosas.
 

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