PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / ALGO MÁS QUE PALABRAS

Corrientes adversas al consenso (y II)
 


Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
 

El éxito no se logra sólo con cualidades mitineras. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización; algo básico para alcanzar las metas que no podemos alcanzar solos, pero sí juntos. De ahí, el daño tan tremendo que ocasionan a la democracia las corrientes adversas al consenso, los intencionados silencios o la falta de claridad a la hora de exponer los problemas y los medios para resolverlos. Sólo unidos podemos crear unidad y salvaguardar en el futuro nuestro ideal español de sociedad respetuosa con la ley y de pueblo amparado por garantías jurídicas. Esto se consigue construyendo una España de los valores, donde la ética y la estética deben ir del brazo, buscando con generosidad el bien común, más allá de los intereses limitados a individuos o de los nacionalismos excluyentes, que no excluidos.

La riqueza de un pueblo se basa en el conocimiento y en las capacidades de sus ciudadanos, en las libertades, empezando porque toda persona tiene derecho a ella y a sentirse seguro, por eso es tan vital el pacto por la educación, el consenso para luchar juntos contra el terrorismo o la delincuencia organizada. Desde luego, el chantaje no admite consenso. La idea de John Fitzgerald Kennedy de que “se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”, puede ayudarnos a la reflexión.

Creo que todos los conflictos se pueden resolver de forma pacífica, lo fundamental es llegar al acuerdo y que nadie quede fuera de juego. Si en verdad queremos promover justicia, libertad, igualdad y desarrollo, hay que ejercer el liderazgo del consenso, mal que nos pese.

En efecto, una democracia auténtica exige un consenso sobre algunos valores esenciales que hoy tanto se ponen en entredicho, como puede ser la dignidad trascendente del ser humano y su libre desarrollo, el respeto a la familia y a los derechos humanos, el “bien común” como fin y criterio de regulación de los poderes económicos, políticos, judiciales…; todo ello, levadura para la paz. Sin duda, entiendo, que la mejor manera de fortalecer nuestro orden constitucional nos viene dado, cuando se toma el consenso por bandera y el respeto como fe de vida. Esto no significa que debamos cerrarnos a la evolución de los tiempos, pero a la hora de abrir las ventanas que lo sean con la venia del máximo consentimiento y nunca de la coacción.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto