¿Cuál será el próximo montaje
político-mediático? Me excusen por comenzar así, pero desde
antesdeayer me rajan las tripas y no sangro. Sí. Por “eso”.
Por la infame detención de la tonadillera Isabel Pantoja,
con quien me solidarizo plenamente y odio usar el término
“solidaridad” porque suena a virtud lacrimosa y a máxima
onegetista, mejor le envío un abrazo de luz, para que supere
el trauma de un show digno de tener como sujeto pasivo a un
peligroso mafioso, que no a una cantante de copla de un
metro sesenta y cincuenta kilos de peso.
¿Opinar es delinquir? Medito unos segundos, lo que tardo en
despejarme las lentillas con unas gotas de suero salino para
mejor ver unas frases en negro sobre blanco que, como
católica e hispanorrifeña, desearía no haber tenido nunca
que escribir. Me digan ¿Qué repercusión iba a tener el mitin
de Zetapé en Marbella, si en la ciudad pueden haber un
centenar de socialistas? Ninguno. Todos estábamos ocupados
con dos asuntos, en lo rosa el nacimiento de la pequeña
infantita Sofía, en lo negro con la ignominia de tener que
tragarnos las pelotas y aguantar el que, el batasunerío y
sus listas de gentuza se puedan presentar en lugares
“calientes” porque no han sido capaz de impedirlo. Y encima
el De Juana Chaos, asesino al que, la sangre de sus
veinticinco víctimas le llega a la altura de las rodillas,
paseando con la novia por entornos idílicos, porque está
visto, que para ser tratado como un sultán a nivel
penitenciario, hay que ser asesino múltiple y terrorista
confeso. España sacudida en un náusea incapaz de ser
aliviada ni con un suero en vena de Primperán. Hasta que,
absolutamente “todo” dejó de interesarnos y asistimos con
estupefacto horror a la irrupción, tras finalizar el mitin
de Zetapé en Marbella, para que los periodistas no se
largaran en avalancha hasta “Mi gitana”, la irrupción de os
Udycos, mandados, por supuesto, que no hay huevos más
cuadrados en España ni españoles más raciales que los tipos
de nuestra policía y nuestros picoletos, mandados con cinco
coches a detener a una madre española. Sangre de nuestra
sangre, latir de nuestros latires llevársela ante su hija
pequeña y con la prensa bien avisada y las televisiones a
punto. Que un show que no se publicita es una puta mierda ,
no trasciende y los que es más enjundioso, no logra su
objetivo de distraer al pueblo soberano, con pan y circo,
perdón, con pan y circo no, con deshonra y penas ajenas. Y
por que no evitaron el show y el tal juez Torres no se
limitó a citar a la artista al Juzgado? No. Sosería. La
noche chapada en los repugnantes calabozos de la Comisaría
Provincial, la ignominia que hay que modificar y rectificar
por ley de que, un detenido, de entrada inocente, tenga que
tocar el piano sobre la rueda negra, poner las huellas y ser
retratado de perfil, cuando luego puede ser absuelto. Esa
crueldad formaba parte del invento, porque una noche en una
de las celdas “malas” impacta, desmorona, genera crisis de
ansiedad y angustia irreprimibles y deja suave, suave, para
el día siguiente, para presentarte ante el juez justiciero
como una marioneta rota. ¿Por qué? Las tertulias del
corazón, con sus tertulianas pedorras a quienes ordenan
vocear hasta desgañitarse defendiendo sus simplonatos
argumentos, el Tomate, hacedor de Justicia en este país
cuyos grandes valores se desmoronan. Todos tienen carnaza y
nosotros a mirar y a trinar ¿A quienes les interesan los
abertzales cuando el panorama está tan movido? Interesa la
Pantoja, sus lágrimas a la salida. Ya la han enganchado.
¿Qué as guardarán en la manga para la próxima vez que se
necesite distraer la atención popular? Hablo con boca de
cabra, me viene a la cabeza, me ronda por las neuronas pero
no encuentro otra víctima propiciatoria que Julián Muñoz, el
pobre hombre, al que puede darle un ictus o un infarto
oportuno, ser notición nacional y que olvidemos aún más.
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