PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - SÁBADO, 5 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / ALGO MÁS QUE PALABRAS

Corrientes adversas al consenso (I)
 


Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
 

Después de haber sido aprobada la constitución de 1978, que fortalece relaciones pacíficas y entendimientos posibles, en los últimos tiempos se ha generado un clima de desasosiego e inseguridades altamente bochornoso y preocupante. El consenso, algo que debe ser normal en una sociedad democrática avanzada y que hasta ahora nos ha propiciado un clima de paz y bienestar, ha entrado en contradicción con algunos poderes, a mi juicio más centrados en sus propios intereses que en promover un acuerdo de progreso capaz de calmar posturas enfrentadas que, por otra parte, a nada bueno conducen. Puede que nos convenga recordar que los constituyentes nos dejaron un sólido cimiento para que, cada poder, contribuya dentro de la indisoluble unidad, a fortalecer la democracia y el Estado de Derecho.

Las divisiones se pueden conciliar, solamente hace falta utilizar homogéneo lenguaje, que lo tenemos, si acaso hay que ponerlo en valor, agarrados al fuste constitucional que tiene la norma como ley de leyes. En su letra y espíritu, honestamente tomada y éticamente digerida, o lo que es lo igual en justicia bien servida, ya queda por si misma garantizada la convivencia, por mucha diversidad de culturas y pueblos que nos habiten. Con la constitución hemos dado el mayor paso, seguramente por haber aprendido la lección de que las confrontaciones sangrientas lo único que generan es sufrimiento. Por ello, no podemos seguir bajo estas corrientes adversas al consenso, al acuerdo y a los pactos. Considero, pues, que lo primero que debemos hacer es partir de la persona, como ser humano que es, y ponerlo en el centro de todas las preferencias, puesto que su dignidad no admite desacuerdo, es sagrada y sus derechos inalienables.

Mujeres y hombres tienen los mismos derechos, es un principio jurídico universal. Esto parece que no admite discrepancia. Yo así lo deseo. Con cierto logro acaba de ser recogido en la reciente ley orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Ahora bien, no nos quedemos sólo en la letra de las normas, hay que hacerlas valer, conjugarlas y conjugarse con ellas, por cierto sin discriminación alguna, y esforzarse por luchar con valentía contra las corrientes políticas, económicas y culturales negativas, destructoras. La negatividad de un bando frente a la propuesta del otro bando, sin apenas poner oído, está a la orden del día. La verdad que cuesta entender que no se actúe de manera conjunta, en cuestiones tan naturales como puede ser la igualdad de derechos y una convivencia solidaria entre municipios, provincias y Comunidades Autónomas, lo que no significa obviar su identidad cultural e histórica de cada territorio. La disconformidad en todo y para todo, lo único que hace es desorganizarnos, y un pueblo desorganizado, genera confusión e inútiles combates. Quizás, por ello, ahora estemos soportando esta atmósfera de bochorno, fruto de la sin razón de un debate político estéril, por cierto calificado como “prebélico” por un ex-presidente del Gobierno.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto