Las musas tienen en común con los gustos de cada uno, las
diferentes formas de percibir el sabor de las cosas. Una
paella, mi plato preferido, me puede saber rica y , sin
embargo, parecer fuera de su punto o salada a otro paladar.
Dicho de otra guisa: nunca llueve a satisfacción de todos.
Mi musa particular me inspiró los otros días desde dentro de
mis pensamientos con el soplo de que El Principe tiene una
solución: derribar lo existente en la actualidad y crear una
nueva y coqueta barriada bajo diseños de los cánones
arquitectónicos_urbanísticos de nuestro país, de España.
La actual parcela “Manzana del Revellín” hizo durante un
tiempo de mercado central de Ceuta hasta la finalización de
la nueva plaza de abastos. Es decir, establecer un
asentamiento poblacional temporal hasta que El Principe tome
cuerpo, con obras de veinticuatro horas, dando lugar así a
una barriada digna de tal título nobiliario.
Pero, como digo, cada uno tiene su musa; de ahí que tenga
que descubrirme ante la genialidad con la que ciertos
pensadores se han despachado supongo que a “gusto”. Será el
Albaizín de Ceuta. Ni más ni menos. Con musas como esas,
sintiéndolo de corazón, las mías pasan a englosar las filas
del paro. Con todo, prefiero vender borregos en las vísperas
del Ramadán.
No sólo está el tópico de pensar mal y acertarás. Debo
añadir el de no escribir bien de nadie. Ya me lo advirtió
ese socialista , cuando me dijo aquello de que este
periodista debía de estar siempre con el “latigo” de la
pluma en lugar de pasar las horas meditando con Tagore, ante
tantas tropelías como las que hay que denunciar y criticar.
Para ambos, era lectura obligada el poeta hindú. Yo me pasé
a los “Versos Satánicos” de Salman Rushdie y él, cada uno es
muy libre de cambiar sus futuros hábitos de lectura, a los
cuentos. Desde el fondo, para alguien como yo que está en su
espirítu hundido con su “barco de papel, le veo como a un
niño grande. Predilección por Caperucita, en lugar de
Rabrindanaz. El padre de la Psicología, Freud, en un rápido
análisis de su subsconciente encontraria razón de ser. La
capa roja de la muchachita es una reminiscencia del pasado.
Un niño grande y travieso, me permito añadir. Como tal, loco
por los juguetes de los demás crios a los que deja
fastidiados y llorando enrabietados.
A mi la vida me trata duro y a él le sonrie angelicalmente.
Siento envidia, de verdad. Una envidia de tamaño
proporcional al envidiado. En mi caso, lo único que me
sobran son principios. A él le sobra de todo.
Son tan bonitas las reformas del ayuntamiento, en vías de
asamblea, se ha logrado un ambiente, un “climax”, una
sensación de proximidad de los funcionarios cara a los
administrados, que es que ahora te entran hasta ganas de
saber , antes de que nadie te pregunte o embargue, si se
está al día en los impuestos; o si va a venir alguna nueva
carga o subida de los mismos, que lo hagan sin problemas. A
mí, particularmente, con este cambio de estética, de imágen,
es que me veo arrastrado por una marea que me lleva a estar
por la labor de pagar lo que haga falta y lo que no,
también. Lo que, además, es del todo lógico. Tenemos que
tener conciencia y pensar en los avisos de retirada de los
fondos europeos, como para ponernos tontos con la Caja
municipal, la única que queda “nuestra”.
Las reformas, como digo, están quedando tan en vías de tren
de “cercanias”, tan de especie de reclamo “venga usted para
acá”, que cada vez que tengo ocasión de ir ahora a la Casa
del Pueblo, lo primero que hago es preguntar por los recibos
de la luz , del agua, y de los teléfonos , por si nadie ha
querido abonarlos. No es generosidad; es conciencia.
Principios y conciencia, a raudales. Como que me siento
acomplejado. Tengo complejo de ser el pozo, la reserva
espiritual, de la ciudad. Así me van las cosas.
El presidente de la Oposición, ocho mil euros al mes; el
presidente en Posesión de la Moncloa, seiscientos euros
menos de mensualidad. Y nuestros políticos , ¿ acaso es qué
van a estar hasta perdiendo horas de sueño en sus desvelos
por la ciudad de manera altruista?.
Con estos sueldos no es como para cometer un lapsus con el
precio del café. Es para participar en acciones con los
Borrás.
Con la espada de Damócles de los fondos europeos, con los
ingresos por el concepto de entrada de mercadería cada vez
más raquíticos, con la subida de la vida , y de hasta los
precios de los enterramientos de Curado que no es que
enfermen, sino que matan de verdad; eso sí, siempre y cuando
tengas seguro de “vida”; nunca peor dicho, porque de no ser
así, más vale subirse a bordo de alguna de esas pateras
carne de cañon del Estrecho. También señalo que lo de “vida”
es cierto, tiene su razón de ser; no se trata de ningún tipo
de maquillaje de expresión pues, caso de carecer del mismo,
los familiares vivos que se quedan “con el muerto” , trás
descansar en paz con Kino en el pago “religioso” de la
venenosa factura, se encaminan cuales ánimas benditas a
Santa Catalina.
Con un panorama tan desolador de gastos de nuestro
ayuntamiento, pero fiel reflejo de la realidad, sin
pésimismos de ningún tipo por mi parte , sin pretender ser
agorero, viene ahora, después de casi veinte años
investigando por cuenta de sus propios bolsillos, a
presionarme y meterme en un lio del que no se cómo salir.
Estoy en un serial semanal que lo único que me aporta es un
consuelo: si el empresario periodístico de este medio no
tiene a bien seguir contando con mi colaboración, ya no me
tendré que ir a Benzú Smir como guía turístico del hombre
Neardental, ni al Principe para que me sorprenda algún tigre
domésticado. Ahora, lo tengo claro: guionista de telenovelas
sudamericanas de esas que se saben cuando empiezan pero no
su término; como “Las mil y una noches”, en versión sudaca.
Cuando visité a Paco Sánchez, ya casi salía de viaje para
Madrid por lo que quedamos en vernos a su regreso de la
capital del Reino. En ese interín comienzo a escribir sobre
ciertos “reclamos” en la confianza de que el investigador
volvería pronto de su viaje. Cuál no sería mi desagradable
sorpresa cuando observo que mi fuente documental sobre el
segundo “señuelo” no regresa. Me ví entonces obligado a
meterme en un rosario de capítulos en los que estoy atrapado
intentando ganar tiempo. Sin ya saber que más paja meter en
el granero de las páginas, decido hacer yo también de
detective intentando localizar al que me había dejado
plantado. Fueron cayendo telefónicamente las pensiones
madrileñas como las ramas caen en otoño hasta que dí con
Paco Sánchez.
Entre lo que su familía le había contado y lo que él había
leido en un cyber_internet del artículo publicado en “El
Pueblo” , tenía montada una película mental sin reparar que
sus guiones, son sólo sobre libros históricos. Motivo por el
cual estaba en Madrid: recabar datos sobre la masonería
ceutí.
Con la distancia de por medio y la” necesidad” que hace ver
los sueños hechos realidad, quiso entender por el artículo
que el ayuntamiento le había concedido, con carácter de
máxima urgencia, una merecida subvención o beca. De ahí que
su permanencia se prolongara más días de los previstos en un
principio.
Con un repentino sentimiento de culpabilidad le explico, lo
mejor que supe y pude, que las cosas en Ceuta, claro
faltando de la ciudad unas semanas estaba algo despistado,
no están para lanzar cohetes; mucho menos en el caso de
nuestro ayuntamiento, que soporta ya más cargas a sus
espaldas que el jóven titán Atlas.
Luego dicen. La gente enseguida quiere apuntarse al bote de
leche condensada, como en los tiempos de la guerra civil, en
los que seguramente por deformación profesional , se cree
que vivimos. No empeña la medalla, le compra el ayuntamiento
cien ejemplares de su libro, está agotada la primera
edición, y todavía quiere más.
Reconozco que pedí para él, pero lo hice desde el recurso
del estilo literario que no materialista_económico. De ser
así, Paco Sánchez, tendría comisión pendiente que de ese
asunto nada dice. Eso es otra “historia” ¿no?.
El investigador histórico ceutí me expresa su decepción,
como si la culpa fuera mia, y me “castiga” haciéndome un
ruego: que le pida calderilla, suelto, a su familia y le
mande un giro por Correos para así poder pagar la pensión
madrileña y regresar en el primer autobús. Accedo sin saber
hasta dónde, hasta qué punto, puede llegar la venganza del
dolido en su “memoria histórica”.
Y es que uno estaba ejercitado en la colas de la aduana de
El Tarajal, pero lo que ocurre en la oficina provisional de
Correos de Ceuta, calle Real arriba, muy arriba, no es cosa
de colas comunes: son colas de cocodrilos gigantes del Nilo.
Ni en Egipto, vamos.
¿Se imaginan ustedes cómo ha vuelto Paco Sánchez a Ceuta?:
haciendo dedo.
El ejercicio del periodismo, al menos como yo lo entiendo,
es un juego divertido, lúdico, entre la critica y la
felicitación. El periodista debe denunciar y ante una
oportuna corrección de lo expuesto, manifestar aprobación.
Los botafumeiros permanentes lo único que logran a la larga
es aburrir al personal; y al político de turno le hace
olvidar, con demasiada frecuencia, que existe algo esencial
por democrático, mucho más grande que ganar una batalla:
hacerlo con un pueblo informado de la gestión, de forma
veraz.
En Ceuta hasta se suprimió la transmisión de ciertos
carnavales, y hasta el “rey león” llamó en cierta ocasión a
un delegado del Gobierno por si éste deseaba censurar la
puesta en antena de una manifestación de policías.
La aduana de El Tarajal está funcionando mucho mejor. Parece
ser que se concincilian las lógicas y oportunas medidas de
prevención ante las amenazas de los “chalaos”, con un paso
más fluido y mejor organizado. Hasta el ambiente de policías
y guardias civiles, resulta más en la línea normal de
relación, por mucho que estén cumpliendo con su trabajo, que
para eso les pagamos los contribuyentes. Los comerciantes
ceutíes enseguida han notado una mayor afluencia de
ciudadanos marroquíes, y se toman un respiro de aire fresco.
La aduana marroquí, por su parte, también ha aliviado algo
la presión ejercida estos días atrás. Hay que felicitar y lo
hago con alegría: gratitud delegado del Gobierno en Ceuta,
Jenaro García Arreciado.
Que la aduana española del Tarajal está más simpática es
cierto. Al pasar por ella, un perro cariñoso me ha mirado
con cara de vigilante y he hecho ademán de ofrecerle un
filete de carne, por mi familiaridad con “leones” y “tigres”
a todos los animales, sin distinción de especie o raza, les
ofrezco lo mismo. Amablemente me lo rechazó bajo una gentil
explicación de que está tan exquisitamente educado por la
Guardia Civil de Ceuta, que ya no come ni carne ni huesos
duros de roer porque producen , según me ladró, agresividad,
colesterol, y la grasa es dañina para el estómago.
El perro cariñoso de la aduana española del Tarajal se ha
hecho, lo han convertido, en un can vegetariano. Ya sólo
está por la hierba.
Desde jovencito, desde muy jóven, desde los catorce años,
fue un leal servidor a mi querido padre , quien siempre supo
valorar su gran capacidad de trabajo y su modestia a prueba
de imbéciles. Con mi querido padre a él nunca le faltó de
nada y lo agradece porque es gente de bien. Sin darse
cuenta, me ofrece un número: el 66. El de la bestia.
Es conocido por el pueblo ceutí, fundamentalmente, por una
extraordinaria leyenda urbana de “apariciones” suyas, sobre
todo, en el hospital de la Cruz Roja a enfermos terminales a
los que da consuelo en sus horas finales y, en otros casos,
indica al paciente al que se “aparece” que medicación es la
indicada para su mejoría y restablecimiento de la
enfermedad. Desde hace años, muchos años, su tumba y el
entorno, aparecen regularmente repletos de flores
depositadas por personas que no olvidan que ser agradecidos
es de gente noble y de bien; en Ceuta existen por lo menos
dos comercios que venden objetos de “culto” relacionados con
tal personalidad. En la merceria Casa Luis, de la calle
Beatriz de Silva, ahora mismo tienen agotadas las estampas
del último alcalde_médico republicano de Ceuta. En el otro
comercio sito en la calle Ingenieros, de nombre “Conejo”, se
puede comprar todo tipo de objetos de “devoción”, de
“culto”, relacionados con su figura. Hasta hace unos días,
alguien “molesto” la ha retirado del lugar, figuraba una
estampa suya en el Cristo del Puente. Todavía no se había
terminado de inaugurar por la noche su reciente escultura de
la Gran Vía, cuando ya tenía depositadas flores por parte de
particulares. En esa noche especial de primeros del pasado
mes de septiembre del 2006, entre el público asistente, yo
reconocí cuando menos a una querida y popular vidente de la
ciudad, con olor a flores.
Compite en rivalidad con la principal artería de Ceuta.
¿Cuál es más importante ahora la calle Real o la Gran Vía?.
Se le da su nombre en el año 1984. Colocado una escultura de
cuerpo entero, cuyos autores son Javier y Alejandro Pedrajas
del Molino. Nombre y apellidos, también, a unos congresos de
periodismo, sin ton ni son. Se han celebrado hasta la fecha
tres y están patrocinados por la Asociación Kalipso y la
Uned. Alcalde y médico, sin nada que ver, sin relación
alguna, con el mundo de Gutenberg.
Paco Sánchez ya está en la ciudad pero yo no quiero ir a
verle hasta que me compre en algunos de esos comercios
existentes en la calle Marina, un filtro depurador para el
agua. Así podré beber en la fuente del investigador con toda
tranquilidad, que ya no quiero más sorpresas. Ahora bien,
mucho me temo que no puedo desengancharme este viernes
tampoco de los capítulos. ¿ Me estaré haciendo yo a estas
alturas de mi vida de una educación tan refinada como la del
cariñoso perro de la aduana?. La culpa seguro es de mi
querido padre Joaquín, permitiéndome desde mi niñez pasar
las horas y las horas respirando el aire contaminado de la
caldera de fundición del plomo de las máquinas de su “barco
de papel”. Me confieso adicto: el plomo marcó de por vida mi
afición por esta profesión.
Desapareció mi periodismo “plomizo” de Ceuta porque había
que dar paso en la ciudad a uno nuevo basado en el teléfono
en el que, normalmente, el informante, el que está al otro
lado del hilo, o de la onda del móvil, es la “versión
oficiosa y oficial”.
Desapareció de la calle Real aquella bonita tienda de nombre
Casa Molina. Y la Gran Vía de Ceuta luce una “ese” de más, y
no pasa nada. Mejor que sobre que falte.
El último alcalde_médico republicano de Ceuta se llamaba
Antonio López Sánchez. A mediados de los años 20, a su
llegada a Ceuta, es cuando se pone el de Prado, tomado de su
abuela materna francesa.
|