14.10 locales (dos horas más en
Ceuta). Estaba salpicando con un pellizco de sal mi
nutritiva “beisara”, después de haberla regado con un chorro
de puro aceite de oliva, cuando la comitiva oficial
desembarcaba como quien dice delante de mis narices, al
final de la avenida de “Mulay Al Hassan”, actualmente
levantada y en obras dirigidas por el arquitecto Reda Zekri,
patrocinadas por la Agencia para la Promoción y Desarrollo
Económico y Social de las Prefecturas y Provincias del Norte
de Marruecos, supervisadas por el Ayuntamiento de Martil y
la “Wilaya” de Tetuán.
Entre las presentes eran visibles el “wali”, Ahmed Khazani
(muy ocupado al parecer con su teléfono móvil), el alcalde
de la ciudad , Mohamed Achboune, el responsable de la
Comisaría de Circunscripción, Mohamed Barkia (natural de
Oujda) y otras autoridades de la administración marroquí.
Con mis invitados de este fin de semana comentaba el
decidido impulso al desarrollo del que, ¡al fin!, se estaba
beneficiando el norte del país, bajo el patrocinio del joven
soberano marroquí. No en vano el actual Rey de Marruecos
disfrutó por estos lares sus años mozos y eso siempre marca
en positivo.
Hay mucho por hacer, pero en los últimos tres años las
nuevas infraestructuras saltan a la vista, convergiendo en
el polo socioeconómico que está creciendo de forma
vertiginosa alrededor del superpuerto “Tánger-Mediterráneo”,
prácticamente ya construido en la conocida por los
“caballas” como “playa del avión”, a unos 15 kms. de Ceuta,
ciudad querida, entre Castillejos y Alkasarseguer, en la
ruta de Tánger y que será presentado ante la sociedad
internacional con todo fasto antes del otoño.
También parece inminente la visita a Tetuán de Mohamed VI, a
fin de proceder a la inauguración de la nueva Terminal de
autobuses, levantada en la ronda de circunvalación a la
altura de la desviación de Torreta.
Uno de los interlocutores llama mi atención sobre una
reciente información aparecida el sábado pasado en un
periódico de Ceuta firmada por un periodista marroquí, en la
que textualmente se mencionaba a “Un confidente de Tetuán”
que, según el demagogo e ignorante plumífero confesaba más
adelante, resultaba ser un “mokádem”, o sea un funcionario
del ministerio del Interior.
“Eso es muy grave además de un insulto”, comentaba mi
contertulio a su vez cargo de la Administración: “guste o
no, los funcionarios son trabajadores del Estado y hacen su
labor. ¿Confidentes?. Quizás cree el ladrón que todos son de
su condición. En Marruecos, el mundo periodístico está
plagado de ellos. Ya te contaré”.
Mar azul y tierra aun verde. Llueve un intermitente “orbayu”.
Primavera en Marruecos. Una más.
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