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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 2 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / ALGO MÁS QUE PALABRAS

Los actuales corazones de piedra (I)
 


Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
 

Ya en su tiempo un escritor francés, Jacques Duclós, consideró el lenguaje del corazón como algo universal. Apuntó que sólo se necesita sensibilidad para entenderle y hablarle. También los santos padres del mundo católico consideraron como el pecado más grande del mundo pagano su insensibilidad, la dureza del alma; hasta el punto que hacerse cristiano, era como un desprendido sello para recibir un corazón de carne, un corazón sensible al sufrimiento de los demás. A veces, pienso, lo saludable que sería para Europa, ya que el universo de las lenguas es su gran riqueza, tomar esta otra rúbrica sensible, de expresión interna, como tinta de patrimonio europeísta. Seguramente, entonces, el desarrollo sería más equitativo y honesto, habría más corazones abiertos y menos bandejas de egoísmos en la mesa del mundo.

Quevedo que se hizo mayor en la Corte rodeado de potentados y nobles, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio, esto no fue óbice para tener claro el lenguaje que le cautivaba. La pureza de los latidos sobre todo lo demás. “Los que de corazón se quieren, sólo con el corazón se hablan”, poetizó a los cuatro vientos. Si hoy viviese este amante de la justa retórica y de la acertada sátira, ignoro si se quedaría de piedra por este caminar al revés de lo natural, pero lo que si intuyo es que tendría un memorial de temas para acrecentar su paisaje de leyendas y su paisanaje de nombres. Una sola piedra sigue desmoronando un edificio, pero es que son muchas pedradas las que a diario lanzamos al cuerpo del vecino. A esta sociedad le falta tino y le sobra fuerza. Lo que importa es el motor de la economía. La puesta a punto es diaria. No así el motor de los derechos humanos que sólo se engrasa de palabras, que nada dicen, porque no pasan por los labios del corazón.

No sé si por culpa de los actuales corazones de piedra, aumentan los males del mundo, pero la verdad que causa pánico el informe de la ONU sobre el cambio climático. Nos concreta una fecha fatídica para España, el 2020; o lo que es lo mismo, el veinte más veinte, que me recuerda los años de escolar cuando nos cantaban las cuarenta por haber hecho una fechoría. En cualquier caso, las travesuras al medio ambiente están a la orden del día. Y en esto, como en todo, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Al parecer se vislumbra un futuro apocalí-ptico. La tierra será transformada por nuestros malos humos. Esta sociedad que tiene tiempo para las maldades, pero a la que siempre le falta tiempo para sensibilizarse, debería hacer algo por frenar poderes que contaminan. Desde luego, la purificación no pasa por hacer nuestro el refranero: ojos que no ven, corazón que no sienten; entre otras cuestiones porque “no habrá ningún lugar al que correr y ni en el que esconderse", según dice Stephanie Tunmore, responsable de la campaña de Energí-a y Cambio Climático de Greenpeace Internacional, en Bruselas.
 

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