Pilar Barros coordina el ‘Plan de Acompañamiento’ en el
Colegio Público García Lorca, el centro escolar de
referencia de Juan XXIII, Miramar Bajo, Miramar Alto,
República de la Argentina y la avenida de los Reyes
Católicos hasta el cruce del Morro. Es una maestra con una
amplia experiencia que se define como una profesora “a la
antigua usanza” para la que la “disciplina” y el
“comportamiento” son fundamentales. Barros se encarga de
coordinar con sus compañeros de ciclo los contenidos y los
objetivos que deben alcanzar los distintos grupos del ‘Plan
de Acompañamiento’. Son alumnos de quinto y sexto curso de
primaria que deben mejorar su rendimiento en las materias
básicas: lengua y matemáticas. Los objetivos son paralelos a
los propuestos en el curso diurno. Al comienzo, al ‘Plan de
Acompañamiento’ le costó echar a andar porque se enfocó de
forma que los alumnos debían hacer la tarea en clase, los
ejercicios de casa y los complementarios. “Se negaban a
venir y es comprensible. Así que decidimos que los
estudiantes podrían aprovechar estas clases por la tarde
para hacer sus tareas de casa y reforzar, sobre todo, el
lenguaje y las matemáticas”, señala la coordinadora.
Barros también lleva un control de la asistencia para
notificar al trabajador social y éste a su vez a los padres
la ausencia de los alumnos. En caso de que se den de baja,
se incorpora a otro estudiante. “Sabemos que tienen muchas
dificultades con la comprensión lectora y la resolución de
problemas. Por eso reforzamos las materias instrumentales”,
dijo. En cuanto a los resultados, la coordinador asegura que
“se notan”, de hecho, una compañera observó que uno de sus
alumnos había alcanzado los objetivos y otro alumno ocupa
ahora su lugar.
Para establecer un perfil aproximado del alumno que se puede
beneficiar del ‘Plan de Acompañamiento’, Barros indica que
normalmente son alumnos “algo descolgadillos” que no tiene
la ayuda necesaria en casa porque los más avanzados realizan
otras actividades extraescolares.
Con las futuras docentes
El ‘Plan de Acompañamiento’ tiene una doble vertiente, no
sólo es una ayuda importante para los alumnos
“descolgadillos” sino también para las estudiantes
universitarias que están cursando los últimos años de
Magisterio o Psicopedagogía. En estos momentos, el C.P.
García Lorca cuenta con la colaboración de cuatro alumnas.
“Hay alguna que ha repetido en el programa. Con ellas tengo
el primer de cada mes una reunión en la que me informan
sobre el rendimiento, el comportamiento, las faltas de
asistencia y les entrego material si lo veo oportuno. Creo
que va muy bien, supongo que están contentas cuando han
repetido”, comenta Barros.
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