“Mirad, el salario que no habéis pagado a los obreros que
segaron vuestros campos está gritando; y los gritos de los
segadores han llegado a los oídos del Señor de los
ejércitos” (St 5,4).
Queridos diocesanos:
1.- Los Obispos de las Diócesis de Cádiz y Ceuta y de
Asidonia–Jerez, deseamos compartir con vosotros nuestra
reflexión, con ocasión de esta celebración del 1º de Mayo,
día de todos los trabajadores y también fiesta de San José
Obrero .
2.- En primer lugar, deseamos transmitiros nuestros
sentimientos de fraternidad y solidaridad a todos los que
formáis parte del mundo del trabajo en nuestras queridas
Diócesis, a todos los trabajadores y a sus familias, los
hombres y las mujeres, los adultos y los jóvenes, los
trabajadores inmigrantes que habéis llegado a nuestra tierra
y, de manera especial, a las familias trabajadoras que os
encontráis sufriendo por estar en situación de paro y
buscáis un nuevo empleo o estáis en la perplejidad, el
desconcierto y la incertidumbre por las nuevas amenazas de
crisis industrial.
3.- Al escribiros esta Carta, en este tiempo pascual en que
toda la Iglesia celebra la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, nos mueve el propósito de proclamar la Buena
Noticia del Evangelio y su mensaje de paz y de esperanza
para todos los hombres.
Una grave crisis industrial amenaza a la Bahía de Cádiz
4.-Nuestra provincia, que tiene una alta tasa de paro del
21,59%, viene sufriendo sistemáticamente destrucción de
puestos de trabajo. En la crisis de la industria la Bahía de
Cádiz ha sufrido la pérdida de más de 20.000 puestos de
trabajo en estos últimos años; a esto se añade los problemas
de los trabajadores del campo y los amarres de los barcos de
pesca. Y, concretamente, en estos días estamos viviendo el
anuncio de cierre de la empresa DELPHI que por su magnitud
amenaza a 4.000 familias de 1.600 trabajadores directos y
2.400 eventuales e indirectos (limpieza, informática,
transporte, sanidad y otras empresa auxiliares...). Ante
esta situación las Iglesias de Cádiz y Ceuta y la de
Asidonia-Jerez no pueden permanecer indiferentes. Debemos
dar respuesta desde la fe y con criterios evangélicos para
hacer realidad el compromiso en la transformación de las
realidades terrenas según el proyecto de Dios.
5.- A la grave situación de paro que sigue existiendo para
tantas familias, se unen la temporalidad y la precariedad
laboral como claves dominantes en esta provincia. Mientras
en otras zonas los trabajadores demandan calidad y
estabilidad en el empleo, aquí parece que se ha instalado la
precariedad y la temporalidad, junto a un alto índice de
desempleo que desciende muy tímidamente y la amenaza de
nuevas crisis.
6.- No queremos dejar a un lado las situaciones
problemáticas que se han vivido o se están viviendo en
distintas zonas o sectores de nuestras Diócesis, como puede
ser la incertidumbre que viven los trabajadores de algunas
empresas del Campo de Gibraltar y de Jerez.
La rentabilidad económica no puede estar por encima de la
dignidad de la persona y de sus derechos fundamentales.
7.- Nosotros, como Obispos de las Iglesias de Cádiz y Ceuta
y de Asidonia- Jerez, también nos solidarizamos con esta
digna y justa reclamación y lucha de los trabajadores y de
sus familias y denunciamos la gravedad y la inmoralidad de
todas estas situaciones en las que el sistema económico
imperante va en contra del Reino de Dios y de su Justicia y
coloca la rentabilidad económica como la prioridad suprema,
por encima de la persona, de su dignidad y de sus derechos
fundamentales. Nos hacemos eco de las palabras del Papa Juan
Pablo Pablo II en su denuncia de las perversiones en las que
puede incurrir el sistema capitalista.
8.- Además es necesario tener en cuenta que el trabajo es un
deber y un derecho por parte de todas las personas según sus
capacidades. Ante la situación de DELPHI no es posible
preocuparnos sólo de la destrucción de empleo sino también
de la disminución de las perspectivas de futuro para las
generaciones venideras. Por ello “Lo contrario de una
situación justa y correcta en este sector es el desempleo,
es decir, la falta de puestos de trabajo para los sujetos
capacitados…. Se convierte en problema particularmente
doloroso cuando los afectados son principalmente los
jóvenes, quienes, después de haberse preparado mediante una
adecuada formación cultural, técnica y profesional, no
logran encontrar un puesto de trabajo, y ven así frustradas
con pena su sincera voluntad de trabajar y su disponibilidad
a asumir la propia responsabilidad para el desarrollo
económico y social de la comunidad”. (Juan Pablo II. Laborem
exercens. nº 18). ¿Tenemos que resignarnos a que muchos más
de nuestros jóvenes tengan que emigrar a otras regiones en
busca de trabajo?
El trabajo es uno de los fundamentos de la vida familiar.
9.- La Iglesia universal tiene puesta su mirada en la
familia, como uno de los más importantes valores de la
sociedad, hemos de reclamar el bien del trabajo para todas
las personas y especialmente para cada familia, como uno de
los pilares y de los fundamentos que permiten una vida
familiar digna. Así lo manifiesta el documento de la
Pastoral Obrera de toda la Iglesia, aprobado por los obispos
españoles, donde se defiende que “en nuestra sociedad, el
trabajo juega un papel fundamental y decisivo en la vida
personal, familiar y social. Cuando el trabajo y sus
condiciones se ven profundamente deteriorados, como ocurre
en estos momentos, toda la vida personal, familiar y social
se ve afectada negativamente. En cambio, cuando el trabajo
es realizador y gratificante, toda la existencia se
humaniza.” De igual forma, el Papa Juan Pablo II destaca con
claridad la relación nuclear que tiene el trabajo en la vida
familiar y en la vocación del ser humano cuando afirma que
“el trabajo es el fundamento sobre el que se forma la vida
familiar, la cual es un derecho natural y una vocación del
hombre… El trabajo es, en cierto sentido, una condición para
hacer posible la fundación de una familia, ya que ésta exige
los medios de subsistencia, que el hombre adquiere
normalmente mediante el trabajo” .
Una Iglesia comprometida con su pueblo.
10.- Urgimos a nuestras Iglesias diocesanas, a las
Parroquias, a todas las Comunidades, a los Movimientos
Apostólicos y Asociaciones laicales y a cada católico en
general, a que oren, reflexionen, estén atentos a todas
estas situaciones de los trabajadores y sus familias y a
manifestar un apoyo decidido a sus justas reivindicaciones.
11.- La proclamación del Evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo ha de llevarnos a un compromiso por la justicia y
por la dignidad de las personas y a que cada uno, desde el
ámbito y la responsabilidad que le corresponda, colabore de
manera comprometida en la búsqueda de soluciones y
alternativas.
12.- Hacemos una llamada al conjunto de todos los agentes
económicos y sociales y a las administraciones competentes a
un decidido compromiso social con nuestra tierra que
propicie la búsqueda de soluciones y alternativas que
generen nuevos empleos. Y no sólo es necesario un incremento
de esfuerzos conjuntos para la creación de empleo, sino que
también se trata de que sea un empleo estable y de calidad
que garantice la vida digna de todos los ciudadanos.
13.- Estas reflexiones que ofrecemos a los católicos y
personas de buena voluntad, en este 1º de mayo, quieren ser
unas palabras de aliento para todos los trabajadores que
pacíficamente luchan día a día por sus derechos. Muy
especialmente para los trabajadores de DELPHI y sus
familiares para que no cesen de reclamar soluciones justas a
sus reivindicaciones y colaboren en la búsqueda de las
mismas. Valoramos de manera especial el esfuerzo de las
mujeres: esposas, madres e hijas de los trabajadores de
DELPHI que están trabajando duramente para conseguir una
justa solución.
Jesús, el trabajador de Nazaret, nos enseñó a confiar en
Dios por encima de todo: “Buscad primero su Reino y su
justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt
6,33).
Que Santa María, la Madre del Redentor, esté junto a
nosotros en nuestro caminar por la vida, como lo estuvo en
la vida de su Hijo el Señor Jesús.
Con nuestro afecto y bendición,
Obispo de Cádiz y Ceuta
Obispo de Asidonia-Jerez
Cádiz y Jerez, 22 de Abril de 2007,
Domingo Tercero de la
Pascua de Resurrección
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