¿Qué dicen? ¿Qué si conozco a
Mizzian? La verdad es que personalmente no, tan solo de
referencias y me han hablado de él en tono halagüeño a nivel
“tirón” entre los musulmanes. Aunque, desde esta orilla, no
se entienden ni se encajan los partidos étnicos, nos parecen
bastante excluyentes y como España no es un Estado
confesional, agruparse por motivos religiosos choca un mucho
pero, como creyente y persona piadosa, no tengo nada que
alegar. De hecho, me considero pepera porque, me consta que,
los míos, defienden con uñas y dientes nuestras raíces
históricas y culturales sólidamente enraizadas al
cristianismo. De hecho, nuestro Aznar, que Dios guarde
muchos años, porque me han dicho varias videntes y un marabú
senegalés que volverá a la política por la puerta grande y
gobernará diez años España, nuestro Aznar no agita la
sinhueso si no es para defender los valores que son santo y
seña de nuestra identidad.
Es sencillo, si servidora, como católica, tiene un lindo y
representativo partido al que votar, me parece bien que, los
islámicos de Ceuta, se voten entre ellos para que, las
criaturas electas, también tengan acceso a un sillón, un
jornal y un medio de vida. Eso sí. Más que hablar del manido
recurso dialéctico de la “justicia social” que suena
horrible, porque es un término que, a fuerza de su uso y
abuso, se ha abaratado y perdido sustancia, mejor hablar de
hechos más factibles y realistas. ¿Qué están murmurando?
¿Qué por qué suena tan barato lo de la “justicia social”?
bueno, porque se piensa que significa tan solo promesa de
reparto de subvenciones, ayudas sociales, de dinero al fin y
al cabo, pero no de dinero fruto del esfuerzo, la
preparación, el sacrificio y el echarle codos a desentrañar
el manejo de la caña de pescar para atrapar buenos
lenguados, sino de dinero repartido “por la cara” y encima
de machacantes que salen directamente del bolsillo de los
contribuyentes que son unos tipos que se parten los cuernos
y los cojones para levantarse un sueldo y que Hacienda les
mangue una buena parte de él para despilfarrarlo. La verdad
es que “justicia social” es una cursilada buenista para
tratar de encandilar a quienes quieren recibir dinero. Yo le
hago una propuesta a Mizzian y es irresistible: Que proponga
la creación de un nuevo cuerpo de funcionarios que aúne a
asistentes sociales con gestores de empleo y ocupaciones.
Algo infinitamente más de primera línea de combate que el
INEM y sus colas de desesperanza, unos tipos que actuen de
acuerdo con los asistentes sociales y el Instituto de Empleo
y que, realmente busquen trabajo a quienes no lo encuentran
por ningún medio. Porque, el trabajo, es más que un derecho:
es un deber. Pero nada de agencias de trabajo temporal, sino
“auténticos” profesionales capaces de buscar las ofertas de
ocupación, en cualquier punto de la geografía española y
facilitar todo lo necesario para que, el trabajador, si es
necesario, se desplace allá donde pueda ganarse la vida
dignamente. 411.000 andaluces han tenido este año que
abandonar Andalucía y desplazarse a otros lugares para
ganarse la vida.
En Ceuta, los gestores deberían, en conjunto con los
asistentes sociales, potenciar y ocuparse de los trámites
necesarios para que, el trabajo nacional, llegue a todos los
ceutíes que se encuentran desempleados. ¿Qué dicen? ¿Qué eso
es llevarte la oferta a la puerta de tu casa? Pues que bien.
Más cómodo. La justicia social auténtica no es repartir
cheques o sobres, eso es ser limosnero y a un hombre o a una
mujer sanos y en perfectas facultades no hay por que
regalarles dinero, sino oportunidades reales, un trabajo
real y la realidad de que, esta sociedad, prima, a quien con
esfuerzo, voluntad, tesón y sacrificio, se gana la vida con
dignidad. El Estado asistencialista tiene, como los yogures,
fecha de caducidad.
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