El miércoles pasado, invitado a la
Caseta Municipal de la Feria de El Puerto, me tocó compartir
mesa con Javier Turiel. A quienes todos recordamos de
cuando era Borja en la Casa de los líos: una
serie de mucho éxito en televisión, cuyo reparto encabezaban
Arturo Fernández y Lola Herrera.
Javier Turiel es actor e hijo de actores y, por tanto,
persona de muchas tablas. De manera que en cuanto los
reunidos alrededor de una mesa sobre la cual había colocada
pura ambrosía nos pusimos a pegar la hebra, sacó a relucir
los recuerdos tan entrañables que tenía de Ceuta.
Ni siquiera nos dejó tiempo para preguntarle por las razones
de ese afecto hacia una ciudad tan necesitada de sentirse
querida. Porque expuso a renglón seguido las causas por las
cuales estaba caído de boca por esta ciudad.
-¿Conocen ustedes al coronel Joaquín de los Ríos?...
-Tanto Andrés Domínguez como quien escribe dijimos
que sí al unísono.
-Pues gracias a De los Ríos pasé yo una mili extraordinaria
y pude disfrutar de aquella Ceuta...
Las palabras del actor de teatro, ahora metido en tareas de
director y presentador del Gran Circo Wonderland,
despertaron el interés de los demás comensales. Ya que
durante un gran rato las preguntas acerca de Ceuta no
cesaron. Y Javier Turiel fue respondiendo, con grandes
conocimientos de esta tierra y de sus gentes, a unos
interlocutores que le escuchaban atentamente.
AD y yo, mientras tanto, asistíamos satisfechos a lo que
contaba y de qué manera lo contaba. Y es que durante muchos
minutos mantuvo a los invitados pendientes de sus palabras.
Se había convertido, pues, JT, en un santiamén, en el mejor
embajador de Ceuta en tierras gaditanas. De pronto habló de
Pepe Rodríguez: y dijo del poeta ceutí, cosas muy
bonitas. Y, claro, Andrés, que andaba de un sensible subido
de tono, se nos puso tierno.
Luego, como no podía ser menos, se le pidió que nos dijera
algo de Arturo Fernández, debido a que muy pronto
empezará a rodar otra serie de televisión con él. Y nos hizo
reír de lo lindo con las ocurrencias del famoso galán
asturiano.
También le permitimos, en vista de que se lo había ganado
con creces, que nos hiciera el artículo del Gran Circo
Wonderland. Cuyas críticas había leído yo en un
periódico de la Bahía gaditana. Todas ellas extraordinarias.
Justo es decirlo.
Y Javier Turiel nos deleitó con una exposición en relación
con la magia de un circo en el cual disfrutan los niños, los
jóvenes, los adultos y hasta las personas consideradas de la
tercera edad. Un eufemismo para enmascarar esa palabra que a
todos nos repatea mucho nombrarla. Y más a quienes podemos
sufrirla en nuestras propias carnes.
Nos recordó que en ese circo actúan profesionales muy
experimentados. Destacó, entre muchos números de
calidad, el de Los piratas del Caribe, el del payaso
Berto, y una escena basada en la película Grease. De
la que habló largamente y con pasión. No faltaron sus
elogios a los trapecistas, acróbatas y otros artistas. Y,
desde luego, nos regaló anécdotas de animales como los
tigres siberianos, leones, etc. Gran tipo, sin duda, este
Javier Turiel; actor, rapsoda, productor ejecutivo... Y
conversador capaz de agradar e interesar.
En cuanto pude, me acerqué a Mabel Deu para
presentarle a alguien que había hablado con tanta pasión de
Ceuta. Y allá que fue la consejera de cultura, sin pérdida
de tiempo, a conocerlo. Pronto se interesaron por él Juan
Vivas y José Antonio Rodríguez.
No sé de lo que hablaron. Pero si sé lo que me dijo Javier
Turiel al día siguiente: “Así se consigue hacer patria chica
por la Península”. Gracias, señor Turiel.
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