El hotel Los Cántaros está situado
en la plaza de la Cárcel. En pleno dentro de la ciudad y a
tiro de piedra de la famosa “Ribera del Marisco”. Es
coqueto, cuidado con esmero y atendido con la intención de
que nadie pueda dar la menor queja. Eugenio Pedregal
forma parte del entramado empresarial y lo primero que hizo
el jueves es confesarme la gratísima impresión que le
produjo Ceuta cuando estuvo con la expedición portuense que
arribó a la ciudad para presentar el cartel de la Feria.
Eugenio Pedregal quería estar en el recinto ferial cinco
minutos antes de que comenzara el izado de las banderas.
Pero, al tener mucha tarea en la oficina, temía que le fuera
imposible presenciar el acto. Debió ser así, pues yo no le
vi en el lugar donde la gente se agolpó para vivir un
momento cumbre de la Feria de Primavera y del Vino Fino. Me
imagino que él sabrá lo que se perdió.
Sonaron los himnos de Ceuta, de Andalucía y de España. Los
ceutíes se hicieron notar cantando a voz en cuello el suyo.
Se dieron vivas a Ceuta y a España. Y cundió la emoción
entre los asistentes. A partir de entonces, empezó a correr
el vino y se dio rienda suelta a la alegría.
La Caseta de Ceuta estaba de bote en bote. Menudo acierto ha
sido el ponerla en las manos de Manolo Gallardo. La
Feria de El Puerto de Santa María es incomparable. Por tal
motivo, y aunque suene a tópico, en ella nadie puede
sentirse ni extraño ni forastero. Y qué decir del mujerío...
La mujeres de esta tierra llevan el traje de faralaes como
si hubieran nacido con él.
Mabel Deu estaba radiante. José Antonio Rodríguez
permanecía atento a solucionar cualquier problema.
Mientras que Carlos García Bernardo ayudaba en cuanto
era necesario. Si bien sería injusto no acordarse del
trabajo realizado por Anabel Mendoza y Aquiles
Ruiz. Turismo ha vuelto a dar muestras de contar con
personas cuya gran profesionalidad es evidente.
Participé en muchos corrillos. Y en todos me preguntaban por
Juan Vivas. Querían conocer dónde radica el misterio
para que éste gane las elecciones con tanta diferencia.
Tiene un don especial: conecta con la gente con suma
facilidad, respondí. Horas después me decían que estaba en
lo cierto. Puesto que habían comprobado de qué manera se
acercaban a él los portuenses con el firme propósito de
hablarle y regresaban encantados de haberlo conocido. Es
superior en las distancias cortas. Me contaba un amigo que
lo había estado observando durante un buen tiempo, durante
las visitas del presidente a diferentes casetas.
Alguien recordó que Juan Vivas es político muy considerado
en la sede de la calle Génova. Que su buen talante es motivo
más que suficiente para que se hable de él como persona
destinada a ocupar cargos importantes. Mi contestación no se
hizo esperar: ¿acaso ser presidente de Ceuta no es
importante? Lo que está demostrado es que actualmente no hay
ningún candidato capaz de medirse con él en las urnas.
En fin, dejemos de hablar de Juan Vivas y volvamos a la
Feria de El Puerto: magnífica en todos los sentidos. Una
Feria cuya gente compite por hacer posible que los
visitantes sean felices sin solución de continuidad. Y,
desde luego, sería injusto no destacar a las mujeres del
Partido Independiente. Tanto Silvia Gómez, concejala
de Cultura, como Yolanda Nimo, responsable de
Festejos, estuvieron colosales.
Un éxito, pues, de organización por parte de ambas ciudades.
Y un acierto extraordinario de las personas que, en su día,
pensaron en dedicarle a Ceuta la Feria de Primavera y del
Vino Fino. De El Puerto de Santa María. Claro es. (Ah,
magnífico el trabajo de Javier Martí).
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