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OPINIÓN - JUEVES, 26 DE ABRIL DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Oda a Eolia
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Por partes y matizando, que es gerundio. Para nada me importa reconocer, a veces, un toque panteísta a mi modelo de pensamiento, de donde se deriva un radical respeto al entorno que me rodea. En una ciudad tan polarizadamente teísta como es Ceuta, no está de más separar tres niveles de interpretación del hecho religioso: primero, la idea de Dios en sí; segundo, la fenomenología de la religión; tercero, las religiones instituídas.

Retomando tras esta disgresión el título, vayan estas líneas de recuerdo al Dios del Viento griego y a su isla flotante, Eolia, en la que vivía con sus doce hijos controlando a los vientos (dioses menores) que, liberados, podían ocasionar grandes desastres en el cielo, la tierra y las aguas. Si en su momento y siguiendo la mitología Eolo no tuvo empacho interviniendo en asuntos humanos (bien impidiendo a Eneas desembarcar en Troya, bien insuflando un viento favorable a los personajes de la Odisea), con el desarrollo de las fuerzas de producción el viento fue impulsando el desarrollo social y económico de la humanidad: ora impulsando las velas de las naves, ora moviendo las aspas de los molinos, que si manchegos fueren bien ficieron al Caballero de la Triste Figura confundirlos con gigantes, por mas que el escudero Sancho porfiáse advirtiendo del error.

Tras el chantaje árabe a Occidente en la crisis de 1973, el mundo libre (bueno, más o menos) empezó a buscar nuevas fuentes de energía, explorando las posibilidades de la nuclear (fisión y fusión) y las renovables, de las que la eólica (junto a la solar, activa y pasiva) se ha ido posicionando escalando los primeros puestos. Así y según recientes datos facilitados por la revista conservacionista “WorldWatch” y el sindicato CCOO, la producción de aerogeneradores en España ha logrado, en el último año, evitar 16 millones de toneladas de emisión de gases, reduciendo el efecto invernadero por vez primera en años en un 4,1%. No está nada mal.

¿Energía limpia?. Sin duda, aunque como toda actividad antrópica tiene su impacto ambiental, siendo el más destacado la generación de ruido pudiendo, en determinados ámbitos, afectar a las migraciones de aves.

Pese a todo, el viejo dios Eolo es un notable avance. Por eso y contando con rigurosos estudios previos de impacto ambiental no se entiende que determinados neoseñoritos, muy progres y de izquierdas ellos, se posicionen radicalmente en su contra: en Ceuta o en Los Oscos de Asturias.
 

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