“¿Por qué te quiero Andrés?. ¡Por
el interés”.Tal podría ser la máxima, escrita lo más
finamente posible, de los jetas agrupados en la
autoproclamada “Asociación de Amistad Hispano-Marroquí”, con
sede social en el domicilio de un avispado personaje de la
localidad de Asla, pequeña villa pesquera situada al fondo
de la Bahía Sur, muy detrás de Cabo Negro, en la ruta de
Tetuán a Oued Laou. La misma asociación que, según anunciaba
cándidamente este medio anteayer, pretende seguir tomándonos
el pelo al intentar manifestarse en Ceuta contra la política
de visados del Consulado de España en Tetuán.
¡Caterva de sinverguenzas!. Conozco a los susodichos
asociados y sus espurios intereses desde casi su fundación,
llegando a participar en su sede en un debate adornado con
perejil. Reviso las notas de mi cuaderno de campo de la
fecha: “Esa roca no tiene ninguna importancia, ¿por qué le
preocupa tanto a España?”. Volvamos la oración por pasiva:
“Si tiene tan poca importancia, ¿por qué le da tanta
Marruecos?”. Pero eso es ya historia felizmente superada,
por lo que incidamos en lo que nos ocupa: ¿qué tal, señores
de la Asociación de Amistad Hispano-Marroquí, si hablamos de
tráfico de influencias, trapicheos con visados, chantajes a
varias bandas y engaños al pueblo marroquí...?. Porque con
la asociación de marras deberían de intervenir las
autoridades: primero las nuestras, obligándola a devolver la
bandera de España que es utilizada como reclamo para
incautos candidatos a la emigración, confundiendo la
asociación con una representación consular o algo parecido.
¿O acaso no es eso lo que siempre se pretendió?: convertirse
en los interlocutores entre las autoridades consulares y el
pueblo marroquí, ya en los tiempos del anterior Cónsul,
Carlos Blasco Vila, que por cierto les acabó mandando,
diplomáticamente, a tomar vientos.
Por cierto, señores de la asociación: después de haber
logrado cierto trato de favor, aprovechándose de la buena
voluntad, conseguiendo un año de visado al menos para ¡diez
miembros! de la junta directiva (formada por familiares y
allegados), díganme: ¿cuántos de ellos han quedado,
ilegalmente, “fugados” en España....?.
Por no hablar del colega (éste español) y amigo del alma,
que fue detenido por la policía marroquí por vender
contratos falsos de trabajo a 3000 euros cada uno. ¿Saben
ustedes de que hablo, verdad?. Dejémoslo de momento pero, si
hace falta, sigo...
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