La Asamblea dio ayer por cerrada
oficialmente la legislatura que empezó en 2003 con una
Sesión Plenaria Ordinaria en la que todos los grupos, sin
excepción, hicieron un esfuerzo sincero por no utilizar el
Palacio autonómico como plataforma para la ya inminente
campaña electoral que llevará a los comicios del próximo 27
de mayo.
El Partido Popular, el Partido Socialista y la Unión
Demócrata Ceutí, así como sus respectivos líderes, dieron un
ejemplo de actitud y respeto institucional que sería
deseable que se prolongara en los actos electorales que se
irán sucediendo durante las próximas cinco semanas, aunque
los antecedentes inmediatos hagan que sea poco predecible.
Nada puede hacer más daño en momentos delicados como les que
vive en múltiples planos la ciudad autónoma como una campaña
cruenta en la que los candidatos, no sólo los que ya han
tenido representación institucional durante los últimos
cuatro años, sino también aquellos que intentarán ganarse la
confianza de los electores, se dediquen más a desprestigiar
a sus adversarios que a presentar sus propuestas a la
ciudadanía.
La decisión del PP, aún con los reparos que puede generar su
negativa rotunda al debate con el resto de candidatos, de
presentar “en positivo” sus propuestas tiene desde esta
perspectiva su parte positiva.
La campaña debe servir para que la ciudadanía se haga una
ideal cabal y realista de qué es lo que se proponen hacer en
la Asamblea los partidos políticos que se postulan para
representarles institucionalmente. Cómo proponen resolver
los grandes problemas de la ciudad como el desempleo, el
fracaso escolar, el alto coste del transporte marítimo o la
mejora de las prestaciones sanitarias debe ser lo importante
en el mes largo de intercambio de ideas, y no de insultos,
que tenemos por delante hasta la cita con las urnas.
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