Lo comentó ayer el Ade en su
sección y me lo comentan y chafardean mis fuentes y
afluentes ceutillitas, más un charco de Benzú que tiene muy
mala lengua. ¿Qué cual es el chisme? Pues que, los excluidos
de las listas electorales andan con los instintos de un gato
al que hubieran insertado una guindilla picante en el
trasero. ¿Qué como son esos instintos? Pues malos. Porque
los felinos detestan que les metan guindillas anales y el
picor y el escozor les pone perversos y reveníos, algo
molestos, en suma.
Pero es que “todos” no caben ¡Que más quisieran los bwanas
que tener espacio suficiente para insertar y puestos
bastantes para repartir con quienes han mostrado la
suficiente disponibilidad, adaptabilidad y maestría en el
manejo de inciensario! Pero es materialmente inviable, por
más que sea digno de respeto el afán de tantos de asegurarse
puesto y jornal, manduca y avíos para el guisadillo durante
cuatro años. Por ejemplo servidora, que ha sido
vergonzosamente excluida de las candidaturas, cuando soy muy
lista, me sé de corrido las cuatro reglas y leer y escribir,
amen de componer pasodobles para los mandamases con letras
tan conmovedoras que se dirían estrofas de Pemán. De hecho
estaba componiendo un pasodoble para Vivas, muy racial y muy
torero, pero ahora no se lo doy porque no me da la gana y
porque me ha discriminado por ser minoría étnica sin
integrar.
De hecho, servidora hubiera representado un excelente papel
en Asuntos Sociales repartiendo viviendas con generosidad
entre personas económicamente desfavorecidas o directamente
pobres, pero desde un punto de vista de crisol de culturas y
mandangas similares, ya que siempre me ha parecido que, la
ciudad se encuentra cojitranqui sin una nutrida y variopinta
representación de la cultura romaní y conozco a colectivos
de chabolistas que estarían encantados y dispuestos a
cambiar los cartones por una vivienda en Ceuta y
aprovecharían encantados las ayudas, sueldos sociales,
puntos y subvenciones del asistencialismo institucionalizado
y encima, los padres gitanos, por desfavorecidos que sean,
majan a su prole para que acuda a la escuela y la vuelven a
majar si suspende y la patean si no quieren seguir
estudiando. ¿Qué susurran? ¿Qué en Ceuta las ayudas ya están
asignadas, tienen numerus clausus y que no quieren gitanos?
¡Que malos! ¿Y a “eso” se le llama Crisol de Culturas? ¡Pues
vaya mandanga! Ahora a la que parece que han insertado la
guindilla en el trasero es a mí, porque han herido mis
sentimientos al ser tan excluyentes e intolerantes y yo soy
muy sentida. Bueno, tampoco me hubiera importado algo
relacionado con seguridad ciudadana porque, como penalista
de colmillo retorcido, he estudiado a fondo la psicología
del delincuente, le entiendo y sé que, los métodos de
Sarkozy, que es mi maestro en estas lides, suelen ser muy
disuasorios intelectualmente y desde una perspectiva
filosófica poco garantista pero ampliamente valorada por el
pueblo soberano.
También comprendo que, si las listas premiaran la capacidad
y primaran la gestión y eficacia, tendrían que aparecer
irremediablemente nuestros magníficos tipos de la Udyco o de
la Policía Judicial de la Benemérita o un prohombre de la
Policía Local, pero eso sería tecnocracia y no
politiqueríocracia. Yo, en verdad, por más que se duelan y
rabien los de la guindilla, prefiero que, al frente de cada
concejalía o área se encuentre el número uno en su
disciplina, el técnico puro, que no el trepa ni el
enchufado, el “tenía mucho compromiso” o el indicado por
Madrid ejerciendo la dedocracia. ¿Qué si hubiera tecnocracia
no me reclutarían ni como limpiadora? La verdad es que
tienen razón, pero los llamados a gestionar los intereses de
un pueblo, deben ser los mejores en sus respectivas
disciplinas, los que posean mayor inteligencia emocional,
superior grado de empatía y méritos bastantes. Lo contrario
es usar la guindilla, pero esta vez contra el electorado.
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