Mucho se ha hablado en los últimos
días sobre el ideario político del Partido Popular y sus
intereses obviando, intencionadamente, partes importantes de
la información al objeto de manipular a la opinión pública
y, en particular, la de un colectivo concreto al centrarse
exclusivamente en la referencia al “humanismo cristiano”.
Por ello, expongo los dos primeros párrafos completos.
El Partido Popular se define como una formación política de
centro reformista al servicio de los intereses generales de
España, que tiene a la persona como eje de su acción
política y el progreso social como uno de sus objetivos.
Con clara vocación europea e inspirado en los valores de la
libertad, la democracia, la tolerancia y el humanismo
cristiano de tradición occidental, defiende la dignidad del
ser humano y los derechos y libertades que le son
inherentes; propugna la democracia y el Estado de Derecho
como base de la convivencia pluralista en libertad;
promueve, dentro de una economía de mercado, la solidaridad
territorial, la modernización y la cohesión social así como
la igualdad de oportunidades y el protagonismo de la
sociedad a través de la participación de los ciudadanos en
la vida política; aboga por una comunidad internacional
fundamentada en la paz y en el universal respeto de los
derechos humanos.
Una vez leídos en su totalidad, es evidente que, este
ideario defiende a la persona, obviando matices
diferenciadores, defendiendo los principios constitucionales
entre los que se encuentra el artículo 14 de la Constitución
Española de 1978 que puntualiza que, los españoles son
iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión,
opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal
o social.
No obstante, debemos conocer que el Humanismo Cristiano es
una filosofía política que defiende una plena realización
del hombre y de lo humano dentro de un marco de principios
cristianos cuyo máximo Mandamiento es profesar amor a Dios y
al prójimo, desde donde se obtienen los demás principios.
Nada por tanto que, diferencien a cristianos, musulmanes,
hebreos o hindúes.
En definitiva, nos encontramos una vez más ante una
manipulación protagonizada por quien antepone intereses
electoralistas a los generales de todo un pueblo conformado
por varias religiones que conviven en armonía. Por todo
ello, los ceutíes de corazón deberían reflexionar y decidir
pausadamente que líder político desea que rija nuestra
ciudad en los próximos cuatro años. Solo existe un candidato
posible, Juan Jesús Vivas Lara.
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