No vendrá, el director general de
la Policía y de la Guardia Civil, Joan Mesquida por causa de
la actual coyuntura de seguridad motivada por la amenaza
terrorista; no vendrá por eso, como bien se adelantó a
apuntar el delegado del Gobierno, pero no dirán ustedes que
esta visita oficial no tiene una especial carga de
motivación extra como consecuencia de la nueva situación
creada tras los atentados en el magreb y tras las explícitas
amenazas del terror islamista y “descerebrado” como lo
calificó recientemente el líder del Centro Islámico de
Madrid.
Y, sobre todo, ahora cuando debido al esfuerzo añadido de
los profesionales de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del
Estado se han destapado deficiencias evidentes en forma de
falta de medios humanos y materiales.
No es muy de recibo plantear una frontal batalla contra el
terrorismo llamado internacional con sólo hombres de
refuerzos en determinadas brigada sin que existan
colateralmente medios materiales modernos y tecnológicamente
avanzados con los que deben contar sin ningún tipo de dudas
cualquier servicio de inteligencia o de información que se
precie. Lógico es pensar que estas situaciones no debieran
salir a la luz, pero lo absolutamente impensable es que
estos especiales servicios no estén dotados
extraordinariamente por la Dirección General, por el
Ministerio del Interior, por el Estado en definitiva cuando
lo que está en juego no es ninguna broma.
Aparte de las notables deficiencias de la flota de
automóviles tanto de la Policía como de la Guardia Civil que
no estarían -según los sindicatos- para pasar la ITV, se
haría necesario un incremento de personal que favorezca el
desarrollo de los muy diferentes turnos y servicios con
suficiencia y no, como hasta ahora. Los sindicatos
policiales indican que los servicios “están bajo mínimos” y
esto no debiera ser el mejor escenario para el trabajo de
los profesionales cuya función es servir a la seguridad, en
este caso concreto, de Ceuta.
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