El flamenco está rodeado de tangentes que, de vez en cuando,
sorprenden, dice Silvia Calado [una crítica musical que le
gusta encontrar sonidos alternativos y buenos]. Buceando por
las salas de conciertos de Madrid, se hacen descubrimientos
como La Shica, un grupo que nació llamándose Dios los Cría
en la trastienda del tablao Las Carboneras [explicaba la
crítica musical hace ahora un par de años en una web
especializada]. El núcleo duro lo forman la cantante y
bailaora ceutí Elsa Rovayo y el guitarrista brasileño
Fernando de la Rúa. Con ellos se juntaron, “por voluntad
propia”, contrabajo, percusión, palmas, un letrista rapero
y, en el papel esporádico de compositor, José Luis Montón.
Del encuentro va saliendo un sonido que pasa por el flamenco
(baile incluido), por el hip hop, por la música brasileña,
por la copla y hasta por el reggae, cocinado en un
refrescante directo y servido con la pretensión única de “no
parecernos a nadie”.
Dicho y hecho, la joven Elsa Rovayo [La Shica] criada en la
histórica calle Mendoza y que se fue a Madrid con 15 años
para perfeccionar su baile flamenco, encontró por fin lo que
buscaba cuando se atrevió, un buen día, a probar con el
micrófono. Fue la ¡bomba!. Ha nacido una nueva forma de
entender movimientos musicales, un nuevo concepto que ha
entrado en el panorama musical español y latino con una
garra indescriptible para admiración de los verdaderos oídos
expertos que agradecen aire puro, oxígeno límpio en forma de
fusión y de belleza rítima y musical.
Es ‘La Shica’ y su grupo que en el programa televisivo de
Miguel Ríos en Canal Sur 2 ‘Bienvenidos’ causó sensación.
“Es lo mejor que ha pasado por el programa”, se atrevió a
decir con admiración uno de los grandes de la música en
España como lo es el veterano rockero granadino.
Según contaba Fernando de la Rúa [guitarrista flamenco del
grupo venido del otro lado del Atlántico], “todos aportamos
a la creación de los temas por igual, dando opiniones,
críticas... y siempre llegando a una solución, a un néctar”.
El reto es “lograr un sonido original”. Y en ese objetivo
considera fundamentales las letras, pues son “muy originales
y muy personales”. Entre la comunicación que desprenden las
letras y la interpretación de la cantante, “ya está la mitad
del camino hecho para conseguir un buen arreglo, un buen
resultado”. Quien las escribe, Luis Domercq, recuerda que
“me fui metiendo un poco en el lenguaje flamenco y a partir
de ahí, he intentado adaptarme a lo que ella pueda sentir o
a lo que pueda estar a gusto cantando. He querido buscar un
poco de ‘vacileo’, pero no definirlo ni de una manera muy
rapera, ni de una manera muy flamenca”, se describen en una
web especializada de flamenco alternativo [la parte más
tangencial del flamenco pero circunscrito a este arte
musical tradicional que ha dado grandes maestros].
Elsa, ‘La Shica’, es bailaora desde pequeña y tiene claro
que quiere cantar, “pero también me gusta mucho bailar. No
voy a tirar por la borda todo lo que he aprendido y todo lo
que he currado”, defiende.
“¿Cuántas flamencas antiguas cantaban y bailaban?”, se
pregunta Elsa. “¿Cuántas raperas hay en el flamenco? Lo que
pasa es que no las llamaban así. Lola Flores era una pedazo
de rapera. Mi ídolo es Dolores la Pescaílla, muero con esa
mujer. Y cantaba y bailaba. No es nuevo, es nueva la forma
de hacerlo. Algo de flamenca tengo, pero no soy muy
flamenca, nunca he encajado del todo en ese mundo, soy más
de barrio”. Como dice su “hit”, con el que dislocan al
público, más bien es una “zíngara rapera”. Cuidado con
ella... que dará guerra y un nuevo aire al flamenco
tangente. De momento, detrás de ‘La Shica’ se encuentra Elsa
Rovayo, una bailaora de ámplio currículum que se ha decidido
a ser la flamenca hiphopera con influencias copleramente
brasileñas de aire jazzístico. Hay que verlo. La tenemos que
ver cantando en Ceuta y si es posible este mismo verano.
¡Festejoooos!
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