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OPINIÓN - LUNES, 16 DE ABRIL DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Ben Laden no está en la cabina telefónica
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Dando algunos rodeos y con casi mil quinientos kilómetros encima alcancé ayer Ceuta viajando toda la noche, en otra mañana gris, aunque ya camino a Tetuán el sol iba levantando las brumas del litoral. Fui viajando a lo largo de la mítica “Vía de la Plata”, ruta más amable y “romanizada” que viniendo por Madrid y Granada y que, pese a lo que suele pensarse, no tiene nada que ver con la “plata” o el “flus”.

La palabra deriva de un latinajo que significa “ancho” viniendo, sencillamente, a dar sentido a la vía principal que, desde Cádiz y Sevilla, enlazaba el sur de la vieja Hispania romana con el norte peninsular derivando en dos ramas a la altura de Astúrica Augusta (Astorga): una hasta Gijón, por el puerto de La Mesa y otra hacia el “finis terrae” gallego tras pasar por Lugo (Lucus Augusta). Aunque sin mayores incidencias, me fui “comiendo” todos los controles de la Guardia Civil (¡hasta cinco!), cosa inaudita, por no hablar de la anécdota de la noche anterior y que refleja de alguna manera las tensiones que están empezando a vivirse.

Sin entrar en detalles, resulta que el viernes por la tarde me acerqué hasta el único pueblo de Galicia al que no bajan los lobos (porque tienen que subir…) a festejar la partida regándola con un buen “Ribeiro” y las consiguientes tapas de pulpo. Aproveché para hacer unas llamadas a Marruecos en una céntrica cabina de la población empleando en la conversación, tanto por cortesía como por necesidad, las nociones de “dariya” (árabe popular) de las que dispongo… Pues bien, ya anochecido y triscando por los montes como un buen capricornio camino de casa, me sorprende la música del móvil….

Al otro lado de la línea, un circunspecto oficial jefe del Instituto Armado. Tras las comprobaciones rutinarias (como para fiarse de las conversaciones por teléfono), me interroga prudentemente sobre el vehículo que conduzco, si por la tarde había estado en tal pueblo y si había hecho algunas llamadas…. Tras mi sorpresivo asentimiento, me pregunta con tacto “si sabía por qué me llamaba…”.

Con el “turbo” puesto en las neuronas le contesto que sí, ¡vaya que sí!: mis frases… en árabe. ¡Diana!. Una vez ratificada mi identificación, el hombre –al frente del servicio de información del Cuerpo en la capital de la provincia- me pide disculpas y que intente asumir la situación…. fruto del excesivo celo del emboinado paisanaje sentado al lado de la cabina y que, parece ser, se había alarmado por mis expresiones: “!Eu non sé que pensar!. ¿Os paisanos falando u entendendo o árabe?. ¡Pero si non falan ben ni el castellá…!”, díxe pa mí. La cosa quedó en una jugosa anécdota, divertida porque bien está lo que bien acaba… ¿Pero que hubiera pasado si en lugar de un “asturiano magrebizado” fuera yo uno de esos centenares de miles de “jais” que están buscándose la vida entre nosotros?.

Es muy importante la colaboración ciudadana, uno de los pilares de la seguridad, pero oiga buena gente: tampoco desquiciemos las cosas, aunque con lo que está cayendo no me sorprende. Todos debemos hilar muy fino y la Guardia Civil no dejó de mostrarme en todo momento (al teléfono y en los controles de carretera) su buena disposición y profesionalidad. También los líderes de la comunidad musulmana debían ser más explícitos y menos oscurantistas. En todo caso, extrememos el cuidado para que no paguen justos por pecadores. Incluso en el juicio del 11-M….. Martil, 13.30 locales: ciudadanos indignados por el servicio se concentran protestando ante la sede de “Amendis”, la empresa de luz y agua. La tarde está primaveral. He vuelto a mi segundo hogar.
 

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