Tenemos tres viales pertenecientes
a la Red Nacional de Carreteras: el que conduce hasta la
frontera del Tarajal, el que nos lleva hasta Benzú y el que
circunvala García Aldave -justo a pie de la valla del
perímetro que, de momento, no es transitable más que por la
Guadia Civil y el Ejército-.
Sabido es que al menos las dos que son transitadas por la
ciudadanía no andan con su mejor cara [es el deterioro
evidente de un asfalto apenas tocado en tres lustros]. Es
cierto que la llamada N-362, la que recorre el perímetro,
está a punto de quedar en perfecto estado de revista a poco
que se le culminen los detalles de la señalización vertical.
Por su parte, la N-354 que conduce a Benzú cuenta con un
pavimento que se encuentra en un pésimo estado de
conservación, con el añadido de las obras que aún se llevan
a cabo por la red de saneamiento y abastecimiento que
contempla el proyecto AQUA. La previsión es que nada más
culminar esta actuación, la maquinaria adecúe notablemente
el firme.
Aún más, lo mismo ocurre con la N-362 que además de
fortalecer el firme, se prepara sobre ella una actuación de
envergadura ampliando el acerado de Martínez Catena y
levantando una nueva barandilla exterior. Lejos queda sin
embargo la previsión del ensanche del Tarajal adecuando la
entrada a Ceuta como se merece.
En cualquier caso, qué menos que la Administración General
del Estado, a través del Ministerio de Fomento competente en
esta materia, acometa actuaciones tendentes a dotar de
seguridad las carreteras nacionales de la que son
responsables en Ceuta.
Se apunta desde Fomento a que en 3 ó 4 años la ciudad
contará con carreteras de primer orden. Son demasiados aún,
pero después de la larguísima espera de tres lustros para
acometer actuaciones en este sentido en Ceuta, un lustro más
o menos importaría lo justo. Lo interesante es que comience
a rodar la pesada maquinaria de la Administración para
acometer obras que deberían ser, por otra parte,
consideradas de urgencia.
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